El espíritu y la línea
por Pascal Jacob
En el circo, el equilibrio es una virtud. Es también una mezcla de fuerza y elegancia, una disciplina que se asemeja a veces a la contorsión y que se define por la presencia o la ausencia de un aparato. Numerosos equilibristas privilegian el trabajo con bastones, ya sean dobles, triples, o más aún. Es el caso de Olga Pikhienko, Elena Borodina o Jacqueline Alvarez, equilibristas de una formidable fluidez sobre dos bastones “clásicos” al igual que Alexandre Veligocha u Oleg Izossimov, pero otros como Pavel Stankevitch, Danilo Marder aumentan su altura, o incluso en el caso de la compañía nacional de China, llegan a crear un aparato doble oscilante gracias a un sistema de bastones encajados, en la punta de los cuales el equilibrista despliega su técnica. El alemán Eike von Stuckenbrok creó un efecto de distorsión sutil utilizando un maniquí como “socio”, manteniendo la ilusión, algunos segundos antes de que la silueta inmóvil se transforme en soporte articulado para una secuencia clásica, mientras que Florian Zumkher toma sus apoyos sobre una silla para ejecutar sus equilibrios. En el siglo XVI, un tal Muller realizó sus ejercicios sobre una silla recta a caballo, una proeza retomada con dos bastones por el Cirque à l’Ancienne de Alexis Grüss en los años 2000.
Estilos y soportes
Algunos prefieren trabajar directamente en el suelo como lo hace Andrey Moraru, o sobre un pedestal destinado a elevarlos levemente para una mejor percepción de sus equilibrios. A mediados de los años noventa, el ucraniano Anatoliy Zalievskiy revolucionó los códigos de esta disciplina creando un número inédito basado en la extrema fluidez de sus movimientos, acentuados por el material perfectamente liso que reviste un soporte circular de algunos metros de diámetro. Su virtuosismo y su excepcional dominio técnico le valieron el reconocimiento de sus pares y una prestigiosa carrera. Algunos años más tarde, Sergei Timofeiev utilizó una pequeña plataforma para llevar a cabo una secuencia de una agilidad extraordinaria.
La dimensión estática de la técnica invitaba al uso de un pedestal. Se trataba efectivamente de enfocar un cuerpo en acción, “prisionero” de una pequeña superficie: esta impresión fue corroborada por equilibristas que eligieron restringirse al uso de un único bastón, a veces ampliado, tomando las proporciones de un pequeño mástil, a modo del ucraniano Dima Shine, formado en el Colegio de las Artes del Circo y Variedades de Kiev, o del chino Li Tong, miembro de la tropa militar de la provincia de Guandong. Al utilizar discos de metal sencillamente colocados en el suelo para realizar sus equilibrios y dar a su trabajo una fluidez y una movilidad inéditas, Artur Bezkorinniy le ofreció una nueva densidad a esta disciplina que no deja de reinventarse.
Formado en el Centro Nacional de las Artes del Circo de Châlons-en-Champagne, Jean-Baptiste André encarnó otro enfoque del equilibrio, fuente de inspiración de creaciones a partir de una técnica perfectamente controlada. Algunos de sus trabajos son Intérieur nuit, Comme en plein jour, Qu’après en être revenu, Pleurage et scintillement. Esta última obra creada con Julia Christ, equilibrista formada en la Escuela Superior de las Artes del Circo de Bruselas y artista de una rara intensidad, constituyó una evolución notable de una técnica milenaria.
La técnica del equilibrio
por Denis Hauw
Los equilibrios constituyen uno de los componentes esenciales de la acrobacia. Proceden de un enfoque general inherente al equilibrio del cuerpo y caracterizado por una posición de descanso donde se mezclan la ausencia de esfuerzo o de movimiento, una cierta calma, o también una relativa plenitud conseguida por un compromiso total con esta actividad. Se añaden también a estas dimensiones generales, propiedades específicas que se pueden resumir de la siguiente forma: mantener posiciones corporales no habituales en situaciones consideradas inestables, es decir, situaciones “desequilibrantes”.
Básicamente, los equilibrios acrobáticos se fundan en la ilusión de la estabilidad, y esto sucede aunque parezca imposible de imaginar o bien requiriendo acciones de reequilibro visibles. Los equilibrios acrobáticos son, como sabemos, el centro de una actividad intensa que es necesario organizar con el fin de ocultar su dificultad intrínseca y dar una impresión de facilidad y de inmovilidad.
Cuestiones de equilibrio
Podemos identificar dos características esenciales de estos equilibrios acrobáticos:
Tornar manifiesto el desequilibrio potencial. Los equilibrios acrobáticos son ostensibles en el marco de situaciones explícitamente “desequilibrantes”.Estas situaciones se obtienen reduciendo el tamaño de la “base de sustentación del cuerpo” es decir, la superficie delimitada por el contorno de los apoyos, en el cual el centro de gravedad del acróbata deberá proyectarse para permanecer en equilibrio. Así pues, el equilibrio es más espectacular cuando se trata de mantenerse estable sobre la punta de un único pie que cuando es en posición cuadrúpeda. Otra situación consiste en elevar la altura del equilibrio, creando una energía potencial de gravedad, reduciendo también el margen de movimiento posible, conservando el equilibrio. El equilibrio acrobático se acentúa aún más cuando se trata de mantenerse en equilibrio en lo alto de una pirámide en lugar de usar un apoyo directo en el suelo. Al añadir una posición inusual como la inversión del cuerpo, se agrega un aspecto aún más sensacional al equilibrio: por ejemplo, el equilibrio invertido sobre un brazo en lo alto de una barra sostenida por un portor. Hay en esta dimensión ostentadora del equilibrio, maneras de actuar caracterizadas por una determinada fluidez, facilidad y una exageración de las posturas que contribuyen a dar un sentido estético a estos equilibrios. Los estilos están entonces delimitados por géneros culturales propios de las distintas prácticas acrobáticas (relativa alineación en gimnasia, exageración de las posturas para dar un efecto cómico).
Construir un mundo de estabilidad. Ya lo hemos visto, la estabilidad aparente no significa “no hacer nada” y la acción consiste en encontrar soluciones para ocultar los movimientos de ajuste permanentes, es decir, en reducir su amplitud. Citemos, entre estas acciones, las que consisten en ejercer una presión sobre la superficie de apoyo, en adoptar determinada forma de alineación de toda o parte del cuerpo para encontrar una relación eficaz con el apoyo, en poner el cuerpo rígido o también en buscar puntos de referencia específicos en el espacio o sobre su propio cuerpo para poder ajustar permanentemente su posición. La acción consiste en movilizar los sentidos cinestésicos y la visión para construir las condiciones de una actividad de equilibrio eficaz organizando puntos de referencia sobre sí y sobre el mundo, con el fin de soportar esta inmovilidad aparente.
Dominar la acción
Los equilibrios acrobáticos se construyen con la ayuda de técnicas corporales cuyo aprendizaje es complejo. Citemos, entre ellas, las técnicas de construcción de una pirámide. Se trata de una secuencia de acciones de preparación que conducen al equilibrio y reducen las perturbaciones locales en favor de la estabilización final: una posición inicial del cuerpo, la coordinación de dos o varios acróbatas… También hay técnicas que consisten en la deconstrucción de los equilibrios ya que un equilibrio se logra sólo si se evita la caída y si culmina en una recepción controlada. Se habla de desmontaje de pirámides o de transición entre figuras.
Esto nos conduce a decir que el equilibrio remite también a una forma de organización de la acción consustancial a toda actividad acrobática: estar en equilibrio o ser equilibrado, es organizarse de tal forma que toda acción que genere movimiento (es decir, desequilibrio como, por ejemplo, una rotación) sólo sea relativa ya que es controlada por el dominio de la amplitud del desequilibrio y también por la capacidad para restaurarlo a partir de las situaciones más delicadas. ¡El equilibrio es también saber jugar con los desequilibrios!
En conclusión, hay en el equilibrio una dimensión colectiva a menudo puesta en práctica en la acrobacia. Es el caso de las pirámides humanas, donde ésta se convierte en una actividad de coordinación que implica, más allá de los aspectos mecánicos, una confianza y una forma de empatía contenidas en la distribución de las posibilidades de regulación del equilibrio entre las personas: si se dice a menudo que la base busca la solución de equilibrio mientras que los acróbatas en la cumbre se inmovilizan, la confianza es recíproca y el equilibrio es sin dudas una cuestión de interacción mutua. Los equilibrios acrobáticos hacen uso de numerosos ámbitos de la actividad humana. De hecho, el equilibrio fue considerado a menudo como una de las aptitudes humanas mensurable a través de pruebas como la del equilibrio Flamenco1, evaluando las predisposiciones del organismo para las proezas físicas y deportivas. Pero de una manera fundamental, se trata de construcciones que se aprenden y se desarrollan por una impulsión específica y rigurosa.
- Hombre caminando sobre su cabeza, cuatro fotografías de Jules Beau, 1903.
Entrevista
1. El Equilibrio Flamenco es una prueba que se aplica a jóvenes gimnastas, en particular, efectuada en el marco de un protocolo estricto: uso de un cronómetro y de un soporte con una superficie medida, como una viga.