Payasos entre escenario y pista

por Marika Maymard

 “Los payasos solo pueden existir en la arquitectura del circo. Existió el Music-hall y se acabó, desaparecieron. Estaban allí solamente por el ‘redondel’.” Michel Serrault1

En junio de 1966, en un programa de televisión conducido por Pierre Tchernia y Marcel Amont para evocar el Bal Tabarin, un cabaret parisino abierto en 1904, los invitados debían representar a un artista de la Belle Époque. El humorista Raymond Devos eligió entonces personificar a Foottit, el payaso del Nouveau Cirque. Este genio del cuento, poeta y filósofo, lució con respeto el cono blanco del payaso mítico, conservado por Jean Richard en su Museo de Ermenonville. Diez años antes sobre la pista del Cirque d’Hiver, a todas luces, para una grabación del programa « La Piste aux Étoiles », le dio la réplica a un Augusto vestido exactamente como Grock, bonete de fieltro y gran abrigo a cuadros, que alternaba su habitual « Ben mon colon ! » (¡Vaya amigo!) un poco nasal, con el “ sans blâgue! ” (¡fuera de broma!) gran payaso suizo. Fernand Raynaud, artista de Music-hall, intentó actuar un número de payaso para la temporada 1956 en el Circo Medrano. Se deslizó con humildad y exactitud en la piel de los bromistas que lo precedieron sobre la pista del “Circo de los payasos”, con el acto del tutú de la equilibrista, con su sombrero colocado sobre la peluca con trenzas. De tal modo que fue contratado en 1957 para una segunda temporada, y en 1959 figuraba en el programa del circo Amar.

 

 

Un reto atractivo y audaz que otros artistas de la escena o de la pantalla enfrentaron con un éxito mitigado, como Albert Préjean en 1944. Lanzado a plena luz, sin decorado, sin efecto trompe-l’œil, en la arena circular delimitada por millares de ojos, el “nuevo payaso” debió invocar recursos cuyos códigos apenas descubría. En 1961, en la cartelera del Circo Pinder-RTF, para la gira de « La Piste aux Etoiles », Roger Nicolas, actor con el descaro del Titi parisino y que solía poner los ojos en blanco, se asoció con un Monsieur Loyal experimentado, Roger Lanzac, que animaba también el « Jeu des Mille francs ». Algunos, como por ejemplo Coluche o Zouc, parecían ser candidatos ideales para encarnar una nueva generación de payasos, en cambio otros actores, acostumbrados a los códigos de la actuación sobre el escenario, se enfrentaron literalmente a pistas polvorientas, exploraron nuevos territorios de actuación y se inscribieron en una forma de tradición inspirada por los primeros saltimbanquis. Otros, tales como Illi y Olli o Grock, hicieron el camino opuesto. Familiarizado con los secretos del circo, este último actuaba regularmente sobre los escenarios de innumerables teatros y espectáculos de variedades a través del mundo sin por ello renunciar a las pistas circulares que frecuentaba a veces.

 

 

Estas idas y venidas de un mundo al otro fueron fértiles y un circo suizo tomó el riesgo, a partir de los años 1970, de invitar bajo su carpa a artistas provenientes de la escena para incluirlos en la trama de sus programas. El Circo Knie le brindó a Dimitri, Emil, Alfredo, Ursus y Nadeshkin, Gardi Hutter, los Peutche o Marie-Thérèse Porchet, alias Joseph Gorgoni, la posibilidad de medirse en lo que dura una gira, a una zona de juegos inédita, llena de promesas. Las siluetas y los personajes se encontraban a menudo en las antípodas los unos con respecto a los otros, mimos y actores de formación, pero llegaron a combinar sus registros respectivos con los códigos de representación de un universo muy particular. Dimitri se arriesgaba a ser cómplice con una vaca o un elefante cuando María-Thérèse Porchet encarnaba una versión nueva del Augusto de represa. Instalada en el público, tropezando sin cesar en una alfombra imaginaria, no dudando nunca en sacudirse el aserrín o en enfrentarse con los mozos de pista, esta figura llamativa del cabaret suizo demostró tener recursos insospechados para conquistar a todos los públicos.

 

 

Al igual que ella, Alfredo y la insolente Adrénaline, provenientes de Quebec, Ursus y Nadeshkin o los Peutche no dudaron en utilizar las palabras para densificar las situaciones cómicas que inventaban y adaptaban al formato de la pista. Al crear su propio repertorio para la ocasión, cruzaron una etapa suplementaria, siguiendo al mismo tiempo los pasos de artistas como los Macloma o los Colombaïoni, payasos de teatro que se aventuraron con éxito sobre pistas prestigiosas como las del Cirque du Soleil o del Big Apple Circus. ¡Todas y todos reflejan esta maravillosa permeabilidad de los gestos y actitudes que le permite al payaso sentirse en su casa… en todas partes!

 

 

1. « Tout le monde en parle », programa de televisión de Thierry Ardisson, difundido el 1 de septiembre de 2001 (INA).