Zouc, payasa de teatro

por Sandy Sun

Zouc no tiene la reputación de ser una payasa. Tiene en primer lugar, la de ser ella misma, Zouc.

Zouc, tiene muy poco de mujer, cuerpo macizo, como formado por una sola pieza, vestida de negro. Y de repente, tan pronto como aparece en el escenario, movilidad, expresividad del cuerpo, del rostro y de la voz. Fulgor en los cambios de ritmo, en los ejes del cuerpo, de las escenas, de los personajes. Intensidad, profundidad de los sentimientos, positivos y negativos.

Zouc, pintora autista del gesto, mimo inmensa, habladora nunca parlanchina, siempre acertada en todo, incluyendo en sus silencios.

Zouc, artista descentrada, fuera de eje, solista sin ser necesariamente solitaria. Su socio: el público. Zouc ama a la gente, pero se la come, la desmenuza con sabiduría, deliciosamente, antes de hacérnosla probar, es dueña de un goce rabelesiano, una virtuosa quijotesca.

El público ama mucho a Zouc porque ella desobedece para él, rompe con los códigos y el espectador encantado, embarcado, también completamente desestabilizado, se aferra para mantener el equilibrio. ¡Y se ríe, se ríe!
No hay bofetadas en su actuación, sino un espectáculo contundente cosido con humor y uppercuts, para un público golpeado en el corazón que pide más...

Si bien Zouc interpreta a sus personajes en escenarios frontales, actúa a 360 ° como los verdaderos artistas de circo. El compromiso es tal que hay toma de riesgos.

Sin fugas, sin protección, solo la del compromiso total...
Zouc, el arte del payaso facetado para sanar de una gran infancia.
Zouc, cómica de gran calibre, magnífica payasa de gran sutileza.

 

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