Culturas

por Philippe Goudard

Nacida sobre el escenario, desarrollada en la pista, desmaterializada en las pantallas, la potencia poética, política y espiritual de la actuación del payaso permite una transferencia de su figura hacia las obras de otros artistas.

Transferencias de payasos

A la fascinación profunda ejercida por las artes del circo responde una producción literaria considerable en la cual el payaso es rey, de los Hanlon-Lees a Foottit y Chocolate, Annie Fratellini o también Slava Polounine. Novelas, crónicas, obras y guiones, memorias, biografías y ensayos ofrecen a los payasos otra vida en la pluma de los poetas, de cronistas y de historiadores. Baudelaire, los hermanos Goncourt, Jean Cocteau, Arthur Miller, Gérard Noiriel, la lista es larga. Entre ellos, Félicien Champsaur, periodista y novelista, contribuirá al cambio del discurso social haciendo eco del auge de las reivindicaciones feministas de finales del siglo XIX, con su novela erótica Lulu poniendo en escena una payasa, equivalente a aquella pintada por Toulouse-Lautrec, Cha-U-Kao, bailarina chahuteuse del Moulin Rouge. Estos emblemas de los fantasmas masculinos burgueses de aquella época contribuyeron paradójicamente a la apertura a las mujeres en el mundo del payaso.

Existen actuaciones musicales cómicas de payasos instrumentistas como Grock o los Rastelli, o más cerca nuestro, del conjunto francés de Music-hall el Quatuor. Pero Rigoletto, payaso trágico de Giuseppe Verdi y Francesco Piave inspirado por Victor Hugo, o I Pagliacci de Ruggero Leoncavallo trasladaron al payaso a la ópera y colocaron la figura transgresiva o marginal en el centro dramatúrgico de las obras.

Los payasos habitan las artes visuales modernas y contemporáneas desde Francisco de Goya hasta Alexandre Calder y más allá. Entre un gran número de obras mayores que invitan al payaso, Georges Seurat muestra la vitalidad de estos en la pista, coloridos y sinuosos, con un público inmóvil y frío de fondo. Marthe y Juliette Vesque, acuarelistas naturalistas estudiaron durante la primera mitad del siglo XX sus actos y nos dejaron un registro meticuloso de ello, al igual que Jules Chéret con sus afiches. Sus cascadas y sus caídas son metáforas del riesgo de la muerte y sus retratos buscan el significado de la existencia. Toulouse-Lautrec, Pablo Picasso, Bernard Buffet y los payasos psicodélicos personificados por Cindy Sherman, que cuestiona el rol de la mujer norteamericana, nos interpelan acerca de la cara oculta del payaso, abriendo, como el cine, la vía a una exploración metafísica del payaso, que asume la inquietud del artista y del público, reanudandola con la del príncipe, como antaño Feste con Lear. En esta misma línea, Film, de Samuel Beckett interpretado por Buster Keaton en 1965, abre la vía a algunas obras de las nuevas generaciones de payasos. En el ámbito gráfico, personajes de comic como Gaston Lagaffe son seguramente también transferencias payasescas.

La pista socioeconómica

Algunas formas contemporáneas del payaso retoman su función social original. Lejos de los reflectores, es en los distintos sectores de actividad de la sociedad civil o de las instituciones que los payasos de hoy en día se apoderan de nuevos terrenos y se confrontan con nuevos públicos. Educan y curan, son auxiliares de formaciones o de las industrias de ocios o culturales.

En nuestras sociedades más bien pesimistas y ansiogénicas, los beneficios de la risa resultan eficaces. Asociaciones como Le Rire Médecin o también Les Blouses Roses en el hospital Robert Debré, en Francia, proponen sus servicios en los hospitales y principalmente en pediatría. Clowns Sans Frontière trabaja junto a las víctimas de conflictos o catástrofes humanitarias. Las mujeres payasos colombianas de Ana Velasquez contribuyeron a la disminución de la violencia en las calles de Medellín, así como el circo social a la reinserción de los mas carenciados en todas partes del mundo. Las pasantías de actuación clown propuestas por los profesionales colaboran al bienestar de los asalariados, a la formación de los actores así como a la de los trabajadores sociales. Los valores educativos y artísticos de la figura del payaso ayudan a los profesores. La empatía asociada a la imagen del payaso es un coadyuvante del consumo de numerosos productos culturales y/o no culturales. Estos distintos roles ocupados por los payasos en la actualidad, dan prueba del alcance universal de la figura y de sus funciones, que van, fuera de la pista, mucho más allá del espectáculo.