Los « exóticos »

por Marika Maymard

De un diccionario a otro, el término exótico combina extraño y extranjero, desconocido y lejano, original e inesperado, curioso y asombroso y también “bárbaro” cuando la extrañeza es difícil de comprender o en todo caso anormal. Sin embargo, si bien las definiciones hacen referencia a la flora, la fauna, a mujeres y hombres simbólicamente considerados exóticos, no figuran en ninguna parte estos enigmáticos “grupos de exóticos” muy presentes desde fines del siglo XX, en la mayoría de los programas de los grandes circos. Provenientes de los cinco continentes, estos animales salvajes que no podemos clasificar entre las fieras, emúes, cebras, jirafas, camellos, alpacas, hipopótamos o canguros, pueden verse en los zoológicos de los grandes circos y acompañan a veces los desfiles o son presentados sobre la pista.

 

Extraños y extranjeros

Unidos bajo el vocablo “exóticos”, los miembros de esta pequeña familia de pelos y plumas, de criaturas raras y extrañas entre sí, conmovedoras por la gracia de su porte o impresionantes por su fuerza, encarnaban una suerte de Arca de Noé, transportada de ciudad en ciudad. Evocadores de tierras remotas, solían estar acompañados por figurantes contratados en un mosaico de países, alimentando los monstruosos desfiles de los Circos Renz, Busch, Sanger, Sarrasani y en un pasado más reciente las Extravaganza de Ringling, Bros and Barnum and Bailey.
¿Resulta acaso tan extraño, finalmente, tan aberrante, este ensamblaje de animales dispares, “exóticos”, en el universo del circo? Al establecer el programa de su temporada, el director de un establecimiento pone una especial atención en diversificar al máximo las atracciones presentadas. Quedó abolida la unidad del circo ecuestre de los inicios, que exhibía las proezas de los jinetes, caballeros y acróbatas, y de las caballistas, amazonas y bailarinas sobre plataforma, unidas por algunos intermedios acrobáticos o payasescos. ¡El circo del siglo XX se extiende como un mosaico de números internacionales disímiles entre sí, seleccionados entre los más impactantes, más brillantes, y más “inéditos”! ¡En este contexto caleidoscópico, los grupos de animales más “exóticos” hallan sur lugar y el domador es felicitado por su ingenio y habilidad para poner de manifiesto y armonizar esta heterogeneidad generosa que añade rareza a la rareza!

 

 

Domar la originalidad

El atractivo espectacular de un animal “exótico” – una llama, un rinoceronte, un dromedario un hipopótamo, una jirafa – radica en sus características físicas y comportamentales originales, insólitas y cargadas de una fascinación por lo remoto, por las tierras lejanas, que representa y encarna. Son todas cualidades preciosas y excepcionales que su captura, su exhibición, y más aún su adiestramiento para adaptarlo a la lógica de un número de circo, van a desdibujarse en todo o en parte.
Para la distribución de los roles, el domador tiene en cuenta las posibilidades de cada uno y distribuye los papeles de los “exóticos”, desde el desfile tranquilo a la ejecución de ejercicios más sofisticados. Aunque, en la naturaleza, un guanaco o un ualabí no tienen la ocasión de saltar entre las dos jorobas de un camello de Siberia, arrodillado ante un watusi africano montado sobre un estrado, junto a un buey escocés o un antílope del Cabo…
Su propia inspiración y la observación de ejercicios similares que triunfan bajo otras carpas, lo incitan a combinar más aún, las especies para proponerles en los años 1990 a los espectadores boquiabiertos, la cabalgata de la amazona Suzanna Svensson sobre el avestruz Elisabeth en el Circo Ringling Bros. and Barnum & Bailey, las de Rolf Knie en el Circo Knie o la de Davio Togni en el Circo Il Florilegio, orgullosamente encaramados sobre una jirafa o un rinoceronte. Desde fines del siglo XIX, Les Folies-Bergère presentaban un canguro boxeador, en medio de una sobrepuja de proezas humanas donde el animal, salvaje y exótico encarnaba, quiérase o no, lo que le quedaba de belleza y de dignidad.