La alta escuela

por Marika Maymard

“Pasaje aire bajo, paso corto y elevado, las riendas de la brida en la mano izquierda, las del filete a la derecha dirigiendo ligeramente hacia el lado el belfo del caballo; los muslos girados sobre su cara interna, rodillas elásticas, las piernas libres, los riñones erguidos sin rigidez: hasta que no montes así, lo que haces se llama machacar pimienta o rallar azúcar.”
Georges Delafosse, “A Ride to the Circus”, The Funny Journal, 1875

 

La leyenda un poco fantasiosa de la ilustración realizada por la  propia mano de Georges Delafosse, comprueba la admiración de éste por la técnica del jinete, pero también la extrema especificidad del idioma de la equitación. El jinete representado es muy probablemente Charles Franconi, quien fuera asociado a la dirección del Cirque d’Hiver de Paris por su padre Victor, profesor como él y como su abuelo Laurent. El medio de la equitación clásica de la primera mitad del siglo XIX debe reconocer que le debe mucho en particular al circo y más en particular aún a la alianza entre Laurent Franconi, primer jinete en presentar un caballo de escuela en el circo, François Baucher, quien presentó su nuevo método de equitación en el Cirque des Champs-Élysées a partir de su inauguración en 1835 y Jules Pellier. Tal como fue el caso de  Baucher, bautizado “el Centauro” sobre su caballo Partisan el objetivo y el orgullo de los jinetes de escuela es el de dar la impresión de ser uno con su caballo sin que puedan detectarse ni las presiones, ni el juego de las ayudas.

 

 

La escuela de los caballos y de los jinetes

Alexis Grüss rechaza el concepto de adiestramiento  del caballo. Educa, instruye a los suyos, basándose en la inteligencia de “sus alumnos”, compuesta por una forma de discernimiento y de memoria, base de la comprensión y de la adquisición de costumbres. Se habla de alta escuela. ¿Existe acaso una baja escuela? La distinción, que deja entrever cierta condescendencia, designa sobre todo dos fases de la educación del caballo. La primera garantiza una preparación casi indispensable para cualquier uso que quiera darse al corcel, ya sea militar, deportivo, interior o exterior al picadero. Una vez amansado, el caballo atraviesa sesiones de flexibilidad metódica de las distintas partes del cuerpo que ofrecen resistencia o presentan pesadeces: mandíbula, cuello, ancas y riñones. El jinete se posiciona en primer lugar pie a tierra junto al caballo, para realizar un trabajo sobre superficie llana, entre pilares, siguiendo la tradición.

 

 

La segunda fase consiste en la puesta en mano para evaluar su postura y ligereza, sigue un aprendizaje progresivo de movimientos coordinados, experimentando varios aires, apoyos, trote medio, trote en extensión, mientras que el jinete comprueba con un tacto certero cómo el animal recibe las ayudas, los chasquidos con la lengua, la brida, la rienda engalladura, la fusta o gaule. La instrucción en la alta escuela induce a un refuerzo del equilibrio del caballo, a un trabajo centrado en la espalda para engrandecerlo, a reunir todas sus fuerzas hacia su centro de gravedad para permitirle al jinete canalizarlas y distribuirlas en función de las combinaciones de figuras previstas. La impulsión del caballo, indispensable para la acción es liberada, fomentada. En la pista es embridada, siendo necesario relanzarlo al aire libre o en picadero. Pequeños golpes de fusta y recompensas puntúan las lecciones.

 

 

Jinetas y jinetes de escuela

Del este al oeste, surgen formas de equitación y en consecuencia de trabajo de alta escuela diferentes, según las culturas: la escuela portuguesa, la escuela vienesa, la equitación alemana, la italiana, cercana a la equitación francesa, que tomó sus primeras enseñanzas del Renacimiento. En torno al repertorio de aires bajos, passage, trabajo en dos pistas, piafar con cambio de pie, paso español y de aires elevados, courbette, croupade, levade, balotade, cabriole, las presentaciones de ejercicios de alta escuela fueron enriqueciéndose con creaciones. Algunas figuras se realizan con dos caballos en tándem, conducidos con riendas largas por un jinete montado o a pie. Los Rancy crean el paso de La Danseuse et le cheval, rápidamente presentado por Dany Renz montado sobre Kismet y Catherine Manetti, André Rancy y Michèle Marconi, Yves Bienaimé sobre Largo y Fabienne Lagrange, luego su hija Sophie. Las amazonas de escuela Sabine Rancy, Cilly Feindt, Edith Schickler, Manuela Beloo, Yasmine Smart o Carmelita Miazano montan a sentadillas, o a horcajadas, en vestido o en pantalones. En todo el mundo, compartiendo la misma pasión, hijos de las grandes dinastías, como los Tourniaire, los Gautier, los Loyal, los Houcke, los Grüss, los Hengler, los Schuman, los Konyot, los Togni o jinetes de paso, se entrecruzan y se armonizan por el juego de las influencias y encuentros, compartiendo un mismo idioma y, en todas partes, la misma pista de 13 metros, lo que favoreció la adaptación y la confianza de los caballos.