El caballo actor

por Marika Maymard

Sobre la pista del circo ecuestre se codean volatineros en uniforme, orgullosas amazonas, jinetes luciendo trajes y bailarinas sobre silla recta acompañadas de payasos apresurados. Pero para renovar un programa más bien clásico se desarrollaron sainetes más ligeros para sorprender o hacer reír. Los payasos daban vida a caballos de tela que hacían galopar y por el contrario, los caballos asumen usos de animales sabios, equilibristas, calculadores o cómicos.

 

La formación del caballo actor requiere la exploración de registros bastante distantes de sus comportamientos naturales, respetados en la equitación académica. Para que su “actuación” sea creíble, el animal debe adoptar posiciones aprendidas y dar la replica sin equivocarse. Elogiado por su domador por su “inteligencia”, el caballo no puede pretender tener la agilidad del mono o incluso la del perro. El repertorio de secuencias que puede interpretar es por lo tanto más reducido. En el momento de elegir un caballo que le ayudará a realizar su proyecto, el domador va a observar y a hacer pasar una verdadera audición a sus “actores” de cuatro piernas. El caballo elegido puede entonces comenzar su instrucción. Si lo logra, su nombre figurará en la distribución de la obra, tal como fue el caso de Zisco, formado por M. Huillier, para Le Cheval du Diable, presentada en el Théâtre du Cirque Olympique en 1846.

 

 

Une jerarquía de intérpretes

El asno amaestrado es un formidable cómplice, incluso sobre la pista de grandes establecimientos como el Nouveau Cirque de la Belle Époque. Socio del payaso, asimila rápidamente algunos gags como llevarse el sombrero de un espectador, un repollo o una zanahoria, e irse haciendo piruetas para evitar los golpes de fusta, mientras que surgen entre sus pezuñas pequeños perros y cerdos que lucen gorgueras o conos estrellados. ¡Intuitivo, el poni puede prestarse a bruscos cambios de pasos o ritmos, a coces o a giros sobre sí mismo que volverán cómicos los esfuerzos del jinete preocupado por conservar una actitud digna o simplemente, por permanecer en la silla!
La mula ofrece una flexibilidad y una confianza que los domadores cómicos como John Ducrow o, más recientemente, Pieric, utilizan para crear secuencias inesperadas por parte de animales de andar poco plácido.

 

 

Contraempleos

En la naturaleza, el caballo piafa espontáneamente delante de la yegua, cascos alzados. También, adopta una posición de combate, con los miembros anteriores hacia adelante, contra otro caballo macho para la conquista de la dominación del grupo. Designado para asumir el papel de boxeador, oficio de moda a principios del siglo XX, el caballo debía reproducir los movimientos, no por instinto sino según lo aprendido, puesto que no se trataba para él de conseguir un desenlace natural siguiendo un comportamiento de acoplamiento o de lucha. En la intención del domador, el desvío de posturas instintivas, bien ensayado, podía contribuir a poner en escena un combate de boxeo “chistoso”. Se trataba de entrenar a dos individuos dotados, primero separados y luego juntos, y de acostumbrarlos a mantenerse en extensión sobre las piernas traseras, como un cheval de rappel al final de una presentación en libertad. La última dificultad a superar, por medio de recompensas, consistía en entrenarlo para soportar guantes de boxeo para representar una parodia a la vez ingenua y sin gloria.

 

 

Caballo multi-cartas

¿Artista de circo completo, por qué el caballo no sería también acróbata? Curiosamente, grandes jinetes como André Rancy, Jean Houcke o Jules Glasner hacían subir caballos sobre grandes cilindros de madera que hacían girar al caminar. La tradición de caballos “de caucho”, que hacían torsiones con sus piernas delanteras subsistió hasta el siglo XX bajo el látigo de domadores y domadoras, entre los cuales Diana Rhodin del Circo sueco Brazil, Jack o Alexis Grüss sobre la pista del Cirque à l’Ancienne. De acróbata a cascador, algunos dan el paso. En 1850, Louis Soullier sobrevoló el Hipódromo de Lyon, sobre un caballo sujetado bajo el gran globo aerostático Philadelphie. Blondin, el caballo funámbulo de Corradini, terminó trágicamente su carrera de “caballo aeronauta” al caer con su jinete de una plataforma sujetada bajo un globo aerostático. Algunas mujeres, jinetas de calidad, toman el relevo de estas “locuras”.

 

 

En Lyon, en 1903, el caballo de Joseph Bureau, Tartarin 1o, toca el tambor, cascabeles y el piano. En el Circo Rancy, Alphonse Rancy coloca a su “caballo melómano” delante de un dispositivo de bolas de cristal de las cuales obtiene una melodía simple, tocándolas con la punta del casco. Bromista, el caballo de Astley, Dick Turpin, cuyo nombre hacía referencia al bandido de gran corazón que desafiaba a las gentes de armas en Inglaterra, despeinaba con los dientes a una espectadora, tomándole su sombrero y le traía a otra su pañuelo de encaje sepultado en la arena de la pista. Rosaire, Glasner, Rossi, renuevan sus repertorios clásicos haciendo realizar “trucos” a caballos cómplices. Domador polivalente, el austríaco Anton alias “Toni” Hochegger basa finalmente su reputación gracias a una pequeña obra cómica interpretada en dúo con sus compañeros, Jacket y luego Pascha: le coucher du cheval.  Recalcitrante, el animal encuentra pretextos para no obedecer a las órdenes de su amo que insiste en hacerlo acostarse sobre una cama, subir la frazada y cerrar los ojos con la cabeza apoyada en la almohada. El caballo de Patrick Grüss evita manta y silla, haciéndolas deslizar por su espalda con sus dientes y empuja a su amo cuando éste se vuelve hacia el público para tomarlo como testigo. Al estilo del Sastre de Brentford, obra satírica creada por Philip Astley con motivo de una elección local en 1768, Sabine Rancy imaginó asociar al caballo Dynamite, amaestrado por Dany Renz, a la causa de los circos relegados a la periferia de las ciudades. Al final del espectáculo 1973, el caballo que “reía” mostrando todos sus dientes empujaba fuera de pista a un mozo de barrera para hacer desmontar la carpa. Antropomorfizado a menudo en exceso, el caballo se adapta a las expectativas de los domadores preocupados por diversificar sus presentaciones. Pero se puede preferir la visión de Bartabas, director del Théâtre Equestre Zingaro, cuando “abandona” a sus caballos a su destino de criaturas liberadas, y desaparece como domador para la creación, en 2017 de Ex anima uno de los espectáculos más fuertes de la década.