por Jean-Bernard Bonange y Bertil Sylvander
con la participación de Marika Maymard
“La apuesta es que si bien ciertamente no es un terapeuta, el payaso en el hospital tiene virtudes terapéuticas; que si bien no cura, podría ser él mismo una clase de remedio, una píldora de la felicidad o, si se prefiere, retomando la bonita fórmula del gran psiquiatra Stanislas Tomkiewiz, un “tutor de resiliencia” para los niños enfermos. […]”
Caroline Simonds y Bernie Warren1
A comienzos del siglo XX, los payasos ya habían dejado la pista para llevarle a los niños una forma de alivio, devolverles la sonrisa y el gusto por el juego. En Francia, por iniciativa de MM. Servat y Rifflard, l’Œuvre Laïque d’Éducation Scolaire organizaba idas y venidas entre niños y artistas en los lugares de difusión y en los hospitales. Así en París, en 1909, seguidos y rodeados por el Director y enfermeros del Hospital Herold, de Bretonneau o de los “Niños-Enfermos”, Chocolat, el payaso fetiche de los niños, acompañado por Orlando Averino, los hijos de Foottit, y luego quince años más tarde, el trío Fratellini, presentaban canciones bufonas, gags y piruetas, sin olvidar una mirada para cada uno de los pequeños enfermos alineados en la sala común.
El advenimiento de los doctores-clowns
Un verdadero médico norteamericano, aún así payaso profesional, Hunter “Patch” Adams, estableció como complemento al tratamiento de la enfermedad, la ayuda de la risa sumada al amor y a la compasión. Creó en 1971 el Gesundheit Institute en Hillsboro (Virginia-Occidental) destinado a la experimentación de su programa de salud.
En la misma vena y por iniciativa de un verdadero payaso, Michael Christensen, se concibió en 1986 en los Estados Unidos un programa caritativo, el Clown Care Unit, en el Big Apple Circus – literalmente el circo de la Grand Manzana – que designa a Nueva York. Permite a los artistas profesionales comprometerse voluntariamente en los hospitales para ofrecerles a los niños aquejados por enfermedades graves, medios de expresión a través del juego, del estímulo del imaginario, de la puesta en escena de las emociones o de la parodia de los poderes, muy jerarquizados en el medio hospitalario.
Disidente del Clown Care Unit, actriz, música, familiarizada con la animación callejera, la norteamericana Caroline Simonds creó, en 1991 en Francia, la Asociación Le Rire Médecin, para intervenir en el servicio pediátrico de oncología del Instituto Gustave Roussy y en el servicio de reanimación del Hospital Louis Mourier. Caroline Simonds, alias Docteur Giraf y Anne Vissuzaine, le Dr Claudia Choux-fleur, payasas y administradoras de la asociación, seleccionan con cuidado nuevos payasos, motivados, formados, conscientes de su compromiso para con un público grave, digno, que tiene esperanzas puestas en la vida, con el objetivo de desarrollar y afianzar una práctica terapéutica a través de la risa, en los servicios pediátricos de los hospitales.
La estrategia del doctor-clown
El trabajo de los “doctores payasos” se caracteriza por la regularidad de sus visitas semanales, técnicas basadas en la observación, un buen conocimiento del medio hospitalario y un trabajo de colaboración con el personal medico. Los clowns que intervienen interesados en el hospital entran en una interacción lúdica con los niños, parodian la rutina de los cuidados y operan pequeñas transgresiones poéticas para ayudarles a reconquistar un entorno caracterizado por el sufrimiento y el aislamiento, y a desdramatizar procedimientos dolorosos o temibles. El juego, el canto, la música, constituyen soportes privilegiados para cortas intervenciones improvisadas pero detenidamente preparadas durante las formaciones colectivas y sesiones de apoyo psicológico llevadas a cabo a lo largo de la práctica.
“El efecto-payaso” no actúa únicamente sobre el niño, extiende sus beneficios al conjunto de la comunidad terapéutica que lo rodea en los servicios pediátricos: los padres, la familia, los amigos, también los médicos y el personal de enfermería, que descubren o redescubren que el humor, el sueño y la imaginación tienen su lugar en el hospital.”
Caroline Simonds
1. Simonds, C. Warren, B. Le Rire Médecin, Journal du docteur Girafe, Paris, Albin Michel, 2001.