Clown y humanitario

por Jean-Bernard Bonange y Bertil Sylvander
con la colaboración de Marika Maymard

En la Historia del mundo, lejana o inmediata, los cómicos de los escenarios o de la pista, al igual que los cantantes y actores, cargan su baúles de trajes y accesorios sobre el terreno de catástrofes humanitarias tales como los conflictos interétnicos o mundiales.

Durante la guerra de 1914-18, los Fratellini actuaron sketches detrás de sus máscaras más o menos grotescas, en donde la agilidad de las réplicas competía con el virtuosismo de las piruetas, para divertir a los soldados inmovilizados por el sufrimiento y las mutilaciones y a los Poilus con las « gueules cassées ». Poco tiempo después, actuaron obras para los huérfanos de guerra.

 

 

En el Théâtre des Armées, Foottit, que se había destacado especialmente en el Nouveau Cirque con la pantomima Pierrot Soldat, ejerció su elocuencia a menudo cáustica y llenó de golpes a su compañero frente a los soldados con el ánimo socavado por la larga espera entre dos enfrentamientos contra el enemigo.

 

 

> Leer un testimonio de aquella época:
Les théâtres du Front ou la meilleure poudre d’Anti-Fritz ! por Jean-Emile Bayard (en francés)

 

En 1994, en Francia, Antonin Maurel, actor, payaso y músico, creó Clowns Sans Frontières France, al día siguiente de su encuentro con Jaume Mateu Bullich, el payaso catalán Tortell Poltrona. Los artistas de Clowns Sans Frontières France parten a su vez al encuentro de poblaciones víctimas de catástrofes llamadas naturales, de conflictos locales, de la miseria o de la exclusión. Organizados en verdaderas compañías, artistas y técnicos visitan los campos de refugiados o migrantes, las villas miserias, orfelinatos, centros de acogida de niños minusválidos, prisiones para jóvenes menores u hogares para niños de la calle.
La motivación inicial de los “payasos humanitarios” como la de los “payasos doctores”, pero en territorios diferentes, es devolverle la sonrisa y el gusto por el juego a los niños que sufren y que se encuentran en abandono y un poco de confianza a los adultos que los rodean. Se dirigen a públicos de regiones muy distintas del mundo a través de acciones artísticas orientadas en el tiempo, ajustadas a las situaciones, preparadas anticipadamente junto con organizaciones humanitarias. Sus acciones son llevadas a cabo por personajes payasescos, incluso en los países donde los cánones del payaso occidental son desconocidos.

 

 

Sus espectáculos y los talleres llevados a las poblaciones locales son paréntesis encantados en el transcurrir desencantado de las víctimas de conflictos. Sobre estos terrenos inciertos y cambiantes, el payaso es capaz de movilizar todos los recursos de su personaje para revolucionar maliciosamente cotidianos difíciles y brindar consuelo, alegría, contención y sonrisas. Especialista de la actuación payasesca improvisada, utiliza un lenguaje simbólico y poético que se alimenta de la incertidumbre consustancial a cada contexto.
Así pues, desde hace más de veinte años, Clowns Sans Frontières realiza acciones en la India, Egipto, Uruguay, Tanzania, en la frontera birmano tailandesa, en Madagascar… y en Francia en espacios donde grupos de inmigrantes intentan sobrevivir y encontrar una salida a la vida errante, como por ejemplo en la “jungla” formada y actualmente desmantelada alrededor de Calais.

 

Las técnicas del clown humanitario

Desde su creación, la asociación Clowns Sans Frontières (CSF) reúne a la vez artistas, actores, acróbatas, payasos, y técnicos, jefes de proyecto y fotógrafos en torno a experiencias de creación artística llevadas a cabo como “campañas” en zonas afectadas. Para apoyar a las poblaciones locales, los payasos sin fronteras contribuyen al desarrollo local y a un mayor conocimiento de las poblaciones vulnerables olvidadas por la opinión pública. Despliegan un arsenal de herramientas y estrategias propias a la intervención social.

 

 

Su trabajo se basa en la interrogación, la escucha del terreno y la propuesta de actividades. Los artistas plásticos de CSF buscan y utilizan material de recuperación y soportes encontrados in situ, que bastan a menudo para convocar el imaginario y la creatividad de cada uno. Los espectáculos se nutren del territorio y de todos los encuentros que allí tuvieron lugar. Realizados en el marco de la intervención, resultan únicos y efímeros.
Dedicado a explorar constantemente nuevos territorios, Clowns sans frontières France reúne al término de veinticinco años cerca de 450 artistas. Desde su creación, esta asociación efectuó más de 200 misiones en más de 40 países. CSF ingresó recientemente en los campos de Europa Central donde se encuentran refugiados de Medio Oriente.