por Pascal Jacob
El hombre pacta con el caballo desde hace varios milenios. Teniendo en cuenta sus cualidades de precisión y determinación, el hombre procuró estratégicamente convertirlo a la vez en un compañero de trabajo y de combate, sin descartar sin embargo la dimensión espectacular de esta influencia benevolente. La época de las batallas y de las invasiones quedó atrás, pero el recuerdo de la confrontación permanece intacto y se inscribe aún hoy en día en la trama de algunas representaciones cuando se trata de exaltar la potencia de los corceles y el virtuosismo de los jinetes.
¿Domado?
La amazona Paulina Schumann elaboró en los años 1950 suntuosas puestas en escena ecuestres donde música y trajes ocupaban un lugar preponderante. Inspirándose en un color o una temática, abrió la vía a creaciones frecuentes bajo numerosas carpas europeas. Los caballos sin montura presentados por Freddy Knie en los años 1970, despojados de bridas o penachos, galopaban en una nube de humo denso atravesado por un haz azulado, se inscriben en esta reinterpretación de las grandes caballerías clásicas a la manera de las elegantes represas concebidas por Alexis Grüss. La doma se libera entonces poco o nada, de sus raíces militares y a pesar de un vestuario centelleante no hizo realmente evolucionar sus códigos y sus valores. Sería necesario esperar una década suplementaria para ver surgir nuevas compañías capaces de interpretar el adiestramiento y la presentación de los caballos bajo un ángulo creativo diferente. Fundado en 1984, el Théâtre Équestre et Musical Zingaro antecede a Les Cavaliers de l’Aventure, compañía creada al año siguiente por Bruno Boisliveau, con una misma intención: desarrollar otro tipo de vínculo con el caballo. Al crear su primer Cabaret équestre, Bartabas desplaza la percepción del adiestramiento y le otorga, desde entonces, un carácter inédito.
Creaciones
En 1985, el proverbio africano “Regálale un caballo a aquel que dice la verdad, lo necesitará.” fue inscripto en el exergo de una puesta en escena del Misanthrope de Molière de André Engel. La acción se desarrolla en un picadero, una escenografía con proporciones imponentes cuyas paredes con grandes ventanas y el suelo cubierto con tierra dan la sensación vertiginosa de estar ante un espacio muy real, eterno, como un sobrio reflejo de los fastos del Gran Siglo, un terreno de actuación inédito donde varios caballos piafan y resoplan junto con los actores en un sitio escénico magnificado por la iluminación. El director dirige a sus actores al paso de sus corceles. Utiliza a los caballos como un escudo lustroso, los dispone como bastidores móviles o los utiliza como apoyos benevolentes. Así se organiza una sutil coreografía elaborada a partir de cuerpos singulares, estética y teatralmente ensamblados, más allá de un simple pretexto espectacular. El caballo se asocia aquí, a hombres y mujeres en un registro diferente al del adiestramiento académico o al de las presentaciones en libertad. Este trabajo implícito, entre impregnación y educación, sugiere sutilmente un paso suplementario en la pirámide de lo que era posible en aquel tiempo. Estos animales “inmóviles” se inscriben en una filiación antigua, pero sugieren también que el animal es capaz de salirse por la tangente sin perder por ello su legitimidad como actor (in)consciente junto, o tras el hombro, de actores inquietos.
Tonalidades
En 1989, Camille y Manolo fundan el Théâtre du Centaure, una compañía donde el humano y el animal cuestionan el principio de una fusión artística inédita. Crean con regularidad un gran número de espectáculos, abriendo nuevas vías para la aplicación de un vínculo diferente entre el jinete y su corcel. Les Bonnes de Jean Genet, Macbeth de William Shakespeare, estas dos obras, montadas respectivamente en 1999 y 2003, son una muestra de la legitimidad del actor-centauro, una criatura ambivalente y magnífica que perturba la aprehensión del espectador: nadie comprende ya si es el hombre quien corcovea o el caballo que habla… La Chambre des Amants, obra para dos caballos, dos jinetes y un trío de cuerdas creada en 2017, explora otro nivel de complicidad entre un universo sonoro y el virtuosismo del adiestramiento.
Las “tonalidades” del adiestramiento contemporáneo son múltiples y se elaboran al compás de las investigaciones llevadas a cabo por domadores y creadores. En 1991, Jean-François Pignon presenta a sus caballos en libertad con motivo de la manifestación Cheval Passion en Aviñón. Miembro de una familia donde cada uno de los tres hijos parece poseer el mismo don con los caballos, desarrolla una complicidad excepcional con sus animales. Es esta dimensión intuitiva del adiestramiento que llevará a su hermano Frédéric a implicarse en la creación de Cavalia, una compañía fundada en 2003 por el productor canadiense normando Latourelle. Amansador intuitivo, logra crear una relación fusional con sus caballos y proyecta una imagen fuerte para el espectador, dándole forma de realidad a la evocación del hombre que “murmura en la oreja de sus caballos”. Cavalia fue precedida por Cheval Théâtre, una compañía y un espectáculo epónimo creados en 2001 por Gilles Sainte-Croix con el apoyo del Cirque du Soleil. Gilles Sainte-Croix creó también en 2007 en Bromont en Quebec, Saka, un espectáculo que hizo evolucionar durante algunos veranos y donde mezcla humor, acrobacia e imágenes fuertes. Con Penthésilée, las Compañías Salam Toto, Théâtre de Cheval y Aventures eligieron un tipo de adiestramiento singular.
Encarnados
En 2006, el Théâtre du Centaure crea Otto Witte, un espectáculo singular inspirado por la historia de un artista de circo muy determinado al trono de Albania. Entre fantasía e impostura, la obsesión del personaje le inspira al autor Fabrice Melquiot una obra fuera de serie para un actor y un asno. Puesta en escena por Camille y Manolo, Koko, burro del Poitou “da la réplica” a David Mandineau en una fábula extraña donde emerge sin cesar la locura de Otto Witte, rey sin corona determinado a obtener el trono, lanzado en una búsqueda absurda situada en 1913, un año antes del conflicto principal que marcará el verdadero final del siglo XIX. En 2006 también, Bruno Boisliveau recurre a Pierrot Bidon, fundador de Archaos, para poner en escena Mélodie en cheval majeur. El hecho de contratar para la misma ocasión a un actor histórico, muy implicado en el desarrollo del Nuevo Circo, inscribió a esta creación de los Cavaliers de l’Aventure en una perspectiva artística más amplia. La compañía multiplica los espectáculos desde su fundación, pero sin nunca negar la elección del caballo, incluyendo cuando Bruno Boisliveau imagina al caballo marioneta, una secuencia fuerte en varios de sus espectáculos donde un caballo “es impulsado” simbólicamente por cables sujetados a un dispositivo gigante similar al que se utiliza para la manipulación de marionetas.
Este distanciamiento del animal encuentra su plena justificación en la creación de War Horse, el 11 de octubre de 2007 en Londres. La Compañía Handspring pone en escena caballos de madera, muy realistas, animados por actores que se deslizan dentro de carcasas de madera, a la vez estilizadas y de una precisión asombrosa. Un tipo de Bunraku mezclado con una tecnología simplificada para reforzar la ilusión de un caballo a la vez personificado y desmaterializado. Solo se trata de una simple posibilidad de actuación, pero traza líneas de fuerza inusitadas. Estos fantasmas animados, caballos de madera sutilmente dirigidos por virtuosos del movimiento, aumentan esta connivencia que une al hombre y al animal desde hace milenios. Una dimensión que el adiestramiento contemporáneo, al servicio de la supresión de la dificultad, logra con caballos verdaderos.
Desbrozar
Dramaturgo, artista plástico y director, André Heller creó Magnifico en 2011, una amplia composición en la cual el vocabulario surrealista hace oscilar la mirada del espectador hacia una construcción de imágenes potentes, festivas e insólitas, donde los caballos son a la vez tela de fondo, pretextos y personajes principales. Después de varios años dedicados a recorrer el planeta con Cavalia, Frédéric Pignon decide crear y producir con su esposa un espectáculo que se le asemeje. Recurre a Erick Villeneuve para poner en escena EQi, presentado por primera vez en Monteux en 2014, al pie del Monte Ventoux, sobre el escenario del teatro al aire libre del lago de Beaulieu. Concebido como una sucesión de secuencias, una yuxtaposición de intensidades y de instantes de complicidad con los caballos, el espectáculo corresponde a los criterios vigentes en este método de concepción. Baro d’Evel Cirk Cie altera levemente las líneas, asumiendo la presencia del caballo, de tres cotorras y de un cuervo. Más allá de una simple libertad poética, los animales asumen el juego, cumplen su papel frente a sus socios humanos y tejen los hilos de una representación fascinante.
En 2017, la Compañía Pagnozoo, fundada en 1986, recurre a la directora Anne Laure Liégeois para la creación de un espectáculo en el cual la implicación familiar es total, donde la proximidad con los caballos es vital. J’accrocherais sur mon front un as de cœur es una construcción poderosa, un tiempo compartido donde frágiles estrellas brillan por encima de una compañía de jinetes y amazonas, impulsados por el mismo entusiasmo al servicio de una escritura a la vez densa y sensible. Con Ex Anima, creada en octubre de 2017, Bartabas elige borrar al hombre para permitirle al caballo expresarse sin límites ni obstáculos. La mano humana se afirma en este caso, en filigrana de la actuación llevada a cabo por los animales, pero la precisión y el rigor de las secuencias son inequívocos y el adiestramiento se realiza con una fluidez extraordinaria. Los caballos son la fuente de creación, el motor de un deseo sin fin de devolver a los animales una parte de lo que le dieron a los hombres. Bartabas quiso celebrar a los verdaderos actores de su teatro ecuestre, mostrar “un ritual sin memoria, una ceremonia donde el espectador se sorprenderá al ver el animal como el espejo de la humanidad”. El domador se transforma en “presentador de caballos” para, con ellos, “desbrozar nuevas tierras… ”.