Levitación

por Pascal Jacob

El término levitación, del latín levitas, ligereza, se forjó en Inglaterra en el último cuarto del siglo XIX para designar toda forma de suspensión de objetos en el vacío. Un grabado publicado en 1823 en la edición de lujo de Descripive Letterpresse to the Indian Microcosm de John Gantz, muestra a Shesshal, brahmine de Cuddapah, en la realización de una levitación: este contexto “exótico” no era anodino y serviría de influencia sobre numerosos magos, a la vez en la realización de sus trucos y en lo que respecta a su apariencia1.

Flotaciones

La atracción fascina y motiva numerosas versiones de la ilusión, las más contemporáneas refuerzan la sensación de flotación entre el cielo y la tierra. Esta noción de cuerpo suspendido es cuestionada desde hace milenios y mencionada, en particular, en el Yoga-Sûtra de Maharishi Patañjali establecido entre 200 y 500 a. C. En el tercer capítulo, uno de los ocho siddhis principales consiste “en volverse tan ligero como una pluma”. Esta idea de abandono de toda gravedad física para elevarse sobre el suelo también atraviesa la novela de Paul Auster, Vertigo, publicada en 1994.
El descubrimiento de las propiedades anestésicas del éter inspiró a Robert Houdin para la creación de su propia levitación que bautizó naturalmente suspensión etérea, y que realizó junto con su hijo menor Emile en 1850. La levitación ocupó el imaginario de los magos y son numerosos los que la incluyeron en su repertorio añadiendo a menudo un toque personal.  

 

 

Maskelyne y Cooke presentaron en 1873 en el Egyptian Hall una de sus primeras levitaciones, The Floating Lady, una ilusión que Maskelyne iría puliendo progresivamente para tranformarla en un puro objeto de misterio. En 1890, acostumbrada a los escenarios de Vodevil, Marion Purdue, La Vénus Mystérieuse, ofreció una versión elegante de la levitación, flotando sola en medio del escenario y cruzando un aro que flotaba también…
Hacia 1910, Jules Eugène Legris, interno en el Teatro Robert-Houdin dirigido en aquel entonces por Georges Méliès, hizo levitar una mesa: ver volar un objeto común y corriente participa de la fascinación hacia lo irreal y ofrece un hábil contrapunto al desplazamiento de cuerpos humanos. El truco del piano volador se inscribe en esta misma lógica, pero la completa simbólicamente asociando un o una pianista al vuelo de un mueble cuyo peso es una de las características elementales y constituye una buena parte del efecto sorpresa.

 

 

Variaciones enigmáticas

Fiel a Oriente, Léon Herrmann siguió los pasos de su tío Alexandre y creó su levitación, realizada junto con su mujer, Mary, que bautizó la princesa Mahomeda. Harry Kellar presentó por su parte la Lévitation de la princesse Karnack donde su joven asistente flotaba por encima de un escenario iluminado, sin el menor decorado. En los años 1950, Kalanag eligió desconcertar a su público y a sus colegas presentando una misma levitación imperceptiblemente dividida en tres técnicas diferentes. Actualmente, con Vibrations y Wade in The Water, la compañía 14:20 explora el estado de ingravidez y revoluciona las nociones de movimiento y realidad física. Toda lógica estalla y lo irracional se impone con una naturalidad desconcertante. La levitación se convierte en mucho más que un simple efecto para ponerse al servicio de una temática poética y teatral, trascendiendo así los códigos de la representación clásica.

 

 

En los años 1950, Peter Foy, un inventor dedicado a la creación y el desarrollo de maquinaria teatral, descontento frente a los métodos de vuelo en una puesta en escena de Peter Pan, mejoró el sistema y logró dar la ilusión de un desplazamiento sin obstáculos. Fundó Flying by Foy en 1957, una compañía que se basó en la tecnología para crear efectos escénicos innovadores. Varias décadas más tarde, John Gaughan se inspiró en sus trabajos para desarrollar una técnica de vuelo para la cual registró una patente en octubre de 1994. Creado en 1992, Flying marcó la historia de la magia moderna por la extraordinaria fluidez de los movimientos que le ofrece al mago.

La técnica, que hace referencia a las antiguas apoteosis, cruzó los siglos y David Copperfield, que compró los derechos, la desarrolló al compás de una práctica empecinada. La convirtió poco a poco en una atracción extraordinaria, creando la ilusión total y perfecta de flotar en total libertad. Al presentar este truco con un águila a su lado antes de comenzar su propio vuelo, Copperfield convoca también al espíritu de Ícaro y vincula su trabajo a uno de los elementos mitológicos más fuertes de la aventura humana. En el siglo XXI, el suizo Peter Marvey propone también un vuelo sin obstáculos y se envuelve de amplias alas, creando a la vez una imagen y un símbolo. 

La levitación fascina e inspira a los hombres a través de un muy extenso abanico de posibilidades. René Goscinny y Albert Uderzo no se resisten en darle al legionario Plutoqueprévus el poder de volar en su álbum Le Combat des Chefs (1966) mientras que Nathan Petrelli, uno de los personajes de la serie Heroes, creada por Tim Kring y difundida a partir de 2006, posee también el don de elevarse en los aires. En 1983, el informático Richard Stallman creó GNU, un sistema operativo libre, cuya ilustración es un ñu en plena levitación.

 

 

 

1. Citado por Ricky Jay, en Le Livre de la Magie, editado por Noel Daniel, p. 36 de la edición francesa.