Invulnerabilidad

Desafiar

En 1586, el francés Jean Chassanion describía en su libro Histoires mémorables des grans et merveilleux jugements et punitions de Dieu advenus au monde¹ un truco que parecía ser una prefiguración del Gun Trick realizado por Coulen de Lorraine. Este último fue asesinado en 1613 por uno de sus ayudantes, anticipando así la impresionante hecatombe provocada en la corporación desde el siglo XVII debido a la realización de este truco.

Mago, soldado y presunto fundador del circo moderno, el británico Philip Astley retomó en 1762 The Bullet Catch, precursor del truco Fusillé vivant. La proeza consistía en atrapar con la boca una bala disparada hacia el ilusionista. El proyectil, disparado a una determinada distancia por el mago, por un espectador, por representantes de la policía o de un ejército local, era marcado cuidadosamente de antemano para eliminar toda sospecha de sustitución.

Varios magos presentaron este número de alto riesgo: en abril de 1869, en el Cirque Napoléon en París, el Doctor Adam Salomon Epstein propuso una variante que consistía en recoger con la punta de una espada, un pañuelo propulsado por la pólvora de una pistola. Para realizar este truco, solicitaba un voluntario para que le disparara. Fue el cuarto espectador quien iría finalmente a llevar a cabo la tarea y debido a un supuesto problema técnico, iría a matar a Epstein. ¡En realidad, este había planeado su muerte y… su resurrección! Estaría efectivamente en el cartel del Circo Renz² dos años más tarde, con su espectáculo Abracadabra… En mayo de 1918 en el Wood Green Empire Theater de Londres, Chung Ling Soo, por su parte, encontró la muerte realizando lo que titulaba sobre sus carteles Condemned to death by the Boxers, Defying the Bullets. Un siglo más tarde, algunos también retomaron este truco introduciendo una alternativa, en particular, David Blaine, que los realiza introduciendo un pequeño cubilete en acero dentro de su boca para recoger la bala, o Penn and Teller, que recuperan entre sus dientes dos balas marcadas por los espectadores. Los dos magos se hacen frente y, como en un duelo, intercambian sus proyectiles.

Invulnerables

La noción de invulnerabilidad es determinante para definir un amplio abanico de trucos y contribuye a otorgarle al mago un halo singular, en particular, en el registro de las grandes ilusiones. En su obra publicada en 1868, Confidences et révélations-Comment on devient sorcier, Robert-Houdin menciona a los Aissouas a quienes observó en Argelia: “estos comen espinas y cardos, aquellos pasan su lengua sobre un hierro al rojo vivo o lo toman entre las manos sin quemarse. Otro se golpea el brazo izquierdo con la mano derecha; las carnes parecen abrirse, la sangre sale a raudales; vuelve a pasar la mano sobre su brazo, la herida se cierra, la sangre ha desaparecido.”
Las declinaciones del faquirismo constituyeron un primer paso para apreciar las evoluciones: al bailar sobre vidrio roto o carbón ardiente mientras presenta su repertorio coreográfico, el elegante travesti rajahsthani Queen Harrish mantiene una tradición antigua de puesta en escena del cuerpo protegido. Hacer surgir y manipular el fuego obedece a esta misma fascinación por la convivencia con la muerte y el peligro. El profesor Seeman inauguraba la versión moderna de la cremación en los años 1880. El efecto era impresionante y la maga victoriana Vonetta³ presentó en 1914 una versión impresionante al prenderle fuego a uno de sus ayudantes. El belga Servais Le Roy creó en los años 1950 un efecto de cremación espectacular que entusiasmó a los magos feriantes y el francés Yanco en los años 1980, hizo temblar al público sobre el escenario del Circo Achille Zavatta, al destapar un esqueleto ennegrecido en lugar de su encantadora asistenta…

Sobrevivir

En otro registro, el del escapismo, varios magos hicieron de la espera y de la angustia el corazón de su práctica. Al hacerse encadenar y luego dejarse sumergir en un tanque lleno de agua disimulado por una cortina antes de escapar al cabo de algunos interminables minutos, Harry Houdini sembró temor en su auditorio, pero conoció también un formidable éxito. Dislocación y separación de miembros del cuerpo eran reminiscencias de los métodos de la Inquisición para obtener confesiones, pero los magos los convirtieron ante todo en un símbolo de su invulnerabilidad. Robert-Houdin no realizó personalmente este efecto, pero asistió y describió una presentación de “decapitado recalcitrante”. Varios años más tarde, Georges Méliès programó esta atracción bajo ese mismo nombre sobre el escenario del Théâtre Robert-Houdin⁴ y otros magos como Harry Kellar o Adelaïde Herrmann realizaron también este truco que alcanzó quizás su punto culminante con la versión de Bénévol, realista y terrorífica, ya que la atracción marcaba el fin del espectáculo y se invitaba al público a salir del teatro, sin aplaudir, en un silencio… ¡mortal!

La idea de serruchar, sin dañar, a un ser vivo nutrió el imaginario del mago inglés P.T. Selbit⁵ quien, en 1921, creó una versión en el Finsbury Park Empire de Londres. Esta versión, realizada con una sierra en la mano mientras que la “víctima” era amarrada y encerrada en una caja, fue retomada por magos tales como The Great Carter o Robert Harbin. Pero fue Horace Goldin⁶ quien popularizó realmente el truco desarrollándolo técnicamente y dándole una intensidad extraordinaria. Goldin utilizó, en particular, placas de metal para separar “limpiamente” las dos mitades del cuerpo cortado y una sierra eléctrica. Al utilizar el mismo método sin cajas para disimular a su partenaire, el peruano Richiardi Junior⁷ se inscribió en los pasos de Horace Goldin o del indio P.C. Sorcar⁸, éste por otra parte tuvo que detenerse en la primera etapa del truco y no llegó a reconstituir a la mujer en directo en la televisión.

Richiardi realizaba una versión grandilocuente, con ayudantes vestidos con blusas blancas, vapores de éter propagados en la sala, mucha sangre y vísceras claramente identificables después del corte. El mago reanudó así un vinculo con el hiperrealismo isabelino cuando los actores, víctimas de un combate, morían vaciándose ostensiblemente sus vísceras frente a un público fascinado. La percepción de los espectadores evolucionó sin embargo de un siglo al otro, puesto que con motivo de su paso por el famoso programa de televisión « La Piste aux Étoiles », la presentación de Richiardi Junior fue anulada al cabo del ensayo general: los escasos espectadores y los técnicos, al sufrir náuseas incontrolables, convencieron a los productores de cancelar la difusión de un tal baño de sangre a una hora de gran audiencia… Algunas décadas más tarde la percepción evolucionó aún más y David Copperfield dio su propia versión de la sierra eléctrica cortándose el cuerpo en dos. La ilusión causa siempre bonitos escalofríos en un público eternamente dividido entre atreverse a mirar y no creer en lo que está viendo…