Las estructuras aéreas

por Magali Sizorn

La lógica del espectáculo invita a la innovación permanente. Esta innovación pasa por una sofisticación de las técnicas del cuerpo. Se manifiesta también en distintas propuestas de estructuras aéreas, objetos originales o compuestos.


 

La dimensión espectacular

Las estructuras aéreas nacen a menudo de la voluntad de dar mayor complejidad a las posibilidades ofrecidas por los aparatos provenientes de los gimnasios: multiplicación de los aparatos, juegos de volúmenes y trayectorias. Así fueron propuestas arquitecturas grandiosas, en particular en las barras fijas. Este aparato, poco utilizado en el circo en su forma gímnica, lo fue mucho más combinado con otros aparatos, barras fijas, trapecios o cintas. Los pórticos de barras – como se los encontraba hace tiempo en las fiestas federales de gimnasia –, aquellos cuadrados compuestos por varias barras fijas, o también las esferas de aros tienen su origen en este método acumulativo.

 

 

A partir de fines del siglo XIX, se presentaron algunas rutinas colectivas sobre disposiciones de barras (barras alineadas, paralelas y en cuadrado). En los volúmenes constituidos, los acróbatas realizaban rotaciones (soles y lunas) y pasadas de una barra a otra. Los hermanos Hanlon, en los años 1870, asociaban en su número al trapecio, al trapecio volante y a la barra fija. En 1909,Edmond Rainat presentó un número de “trapecio en cruz”, estructura compuesta por dos trapecios volantes: se trataba del quadrille aérien. Este número, que combinaba distintas figuras con trapecio volante y aparatos de gimnasia en dos niveles perpendiculares, sería desarrollado con éxito después de la Primera Guerra Mundialo

 

Lo inedito

El número inédito era particularmente valorado y el “estreno” muy alabado sobre las pistas de los circos tradicionales. En este marco, los números aéreos combinaban a menudo una búsqueda de originalidad y la toma de riesgo. El número de las hermanas Koch, presentado en los años 1940, fue típico de esta lógica. Lo espectacular residía allí en la sobrepuja. Las tres hermanas jugaban sobre una estructura llamada “sémaphore” que dominaba la pista, efectuando rotaciones en un plano vertical. De pie sobre la estructura, se desplazaban, como otros suelen hacerlo en los números de “ruedas de la muerte”, caminaban sobre una barra horizontal colocada en equilibrio, o también realizaban de a tres un trabajo de equilibrio sobre bicicleta y cintas: una de ellas se subía al ciclo de sus compañeras que avanzaban sobre el “sémaphore”.
Más recientemente, el número de Misha Matorin, formado en la Escuela de Circo de Moscú, propone una articulación original entre manipulación de objeto y rutinas aéreas. A mediados de los años ochenta, creó un número de cintas y “cubo aéreo” presentado desde entonces en varios shows del Cirque du Soleil (Alegria y Mystère) haciendo malabares con el objeto de doce aristas, en el suelo y en el aire, jugando con y en el volumen del prisma.

 

Lo singular

Con el desarrollo de los espectáculos globales, el circo contemporáneo también fue el teatro de invenciones de estructuras arquitectónicas entre las cuales la burbuja de los Arts Sauts que albergaba el pórtico metálico. Linet Andrea, cuando era estudiante del CNAC, a mediados de los años 1990 (8a promoción), imaginó un aparato que le permitiese trabajar sola, limitando las dificultades de instalación y que respondiera a sus aspiraciones artísticas. Sobre su “péndulo-trapecio”, cantaba, se suspendía, se izaba, se detenía. En otro tipo de registro, Mélissa Von Vepy, en Croc (2007), era levantada del suelo por un gancho industrial gigante, mientras que los acróbatas de la compañía belga Feria Musica, en Infundibulum (2009), resbalaban y caían en un embudo de madera, suerte de columpio-tobogán suspendido, propicio para las exploraciones del vértigo y de los placeres lúdicos de la caída. Los aparatos marcan de esta manera los proyectos de artistas singulares, de construcciones a menudo específicas, por no decir efímeras, vinculadas a una creación, a un espectáculo