Los elásticos

por Magali Sizorn

Estirar el tiempo que dura el vuelo, caer sin caerse, hacer un clavado, girar y volver a empezar: los elásticos son acrobáticos y lúdicos, monumentales y oníricos.

Por puro placer

Siendo un aparato reciente en la historia del circo, los elásticos nacieron de un deseo de prolongación acrobática, en medio de los años 1980. Claude Lergenmuller (compañía Les Élastonautes), formaba parte entonces de Les Noctambules, la troupe de Michel Nowak, que en la calle proponía otro teatro, inspirándose en los desfiles y números de circo. Músico, también trapecista y deportista aguerrido (gimnasia, clavado, esquí acrobático), imaginó distintas maneras de moverse en el aire. Entre 1984 y 1985, mientras que se desarrollaban prácticas corporales que favorecían el deslizamiento, el placer del momento presente, rompiendo con el esquema de la confrontación deportiva, se inspiró en las cuerdas elásticas de los funámbulos para crear un primer número de monociclo, en el cual el equilibrista se extrae del suelo. Para poner a punto la técnica y sobre todo poder concebir un material adaptado a las acrobacias aéreas, el ingenioso saltimbanqui se asoció con ingenieros industriales aventureros. Serían necesarios tres años de investigaciones para que se consiga un buen tejido del caucho puro, compromiso ideal entre prolongación y rendimiento en la propulsión de los acróbatas. Los obreros de las fábricas que intentaron este ejercicio, lo recuerdan aún hoy en día.

 

 

Menos doloroso que el trapecio que marca la piel, menos gímnico que las anillas, los elásticos suspenden el vuelo tanto como llaman a la tierra. Rotaciones con el cuerpo tenso o agrupado, figuras aéreas en solo o en configuraciones colectivas: otras exploraciones acrobáticas resultan posibles en este entredós, donde el temor al accidente queda prácticamente excluido.

 

Propulsión e inmersión

Sujetado por la cintura por un arnés conectado con dos elásticos, el acróbata puede moverse verticalmente en el espacio, de adelante hacia atrás y efectuar rotaciones en torno a un eje transversal. Jugando con su peso para moverse con fluidez, oscilando entre propulsión y deslizamientos gravitacionales, puede gozar de un tiempo en el aire más importante que sobre otros aparatos, prolongando la suspensión en un rebote reproducible ad infinitum.
Tal como si estuviesen en el agua, los acróbatas se encuentran como inmersos en el aire en una matriz experiencial (Andrieu, 2011). Los elásticos los convierten en híbridos, en combatientes posmodernos en la cúpula de Mad Max 3 (1985), en hombres o mujeres-pájaro en el famoso ballet aéreo de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Albertville (1992). Puesto en escena por Philippe Découflé, retomando el movimiento final de una creación de Claude Lergenmuller, este cuadro de dúos propulsor-volteadorevocaba tanto el vuelo de los pájaros como el copo de nieve, por las trayectorias dibujadas a partir de la estructura que sujetaba a los aparatos.

 

 

Asociando sensaciones, ingenio tecnológico y gran espectáculo, el ejercicio sería retomado numerosas veces, en espectáculos con registros y géneros múltiples como: Trapèze dans l’azur, del Cirque Baroque (1989), Toiles, del Cirque Plume (1993), FantAsie (2004) del Cirque Arlette Grüss – ballet aéreo con elásticos que recuerda que los circos llamados “de tradición” permanecen espacios de valorización de la innovación –, o también Journey of Man, película del Cirque du Soleil (2000) que retoma entre otros, el número de los elásticos y trapecios de Saltimbanco (1992), con un cuarteto de elásticos y trapecios en medio de los árboles en un bosque, equivalente aéreo de otro acto inmersivo, en natación sincronizada.

 

 

Entre abismo y paraíso

El salto con elástico (o bungee), que surgió también en los años ochenta, propone experimentar la caída en el vacío, sujetándose por medio de un elástico amarrado a los tobillos. Se trata de una confrontación con la muerte, en una proximidad extrema con la misma, saltando a un abismo, que encierra sentido y ya no tratándose de la oscilación que permite la suspensión. Ritual ordálico moderno1 (Le Breton, 2002), prueba metafórica de confrontación con los límites de la vida, el salto con elástico evoca aquellos ritos de iniciación tradicionales de los jóvenes hombres de Vanuatu, saltando desde una torre de madera (el N´gol) hasta rozar el suelo, sujetados por una liana en los tobillos, liana que podía romperse y provocar la muerte. Estas prácticas de elásticos, muy cercanas en las técnicas y usos del cuerpo, remiten así a valores e imaginarios diferentes. El circo, hace ante todo un espectáculo a partir de “ensueños primigenios” y de la frontera entre ilusión y realidad.

 

 

1. Dícese de una conducta que implica una toma de riesgo mortal, por la cual el sujeto intenta posicionarse como dueño de su destino.