Orígenes

por Philippe Goudard

El payaso está ligado al circo donde la comedia payasesca y su repertorio de “entradas” y “represas” cómicas se desarrollaron y estructuraron en los siglos XIX y XX. Sin embargo, su presencia en gran medida desbordó estos límites y desde su aparición en el teatro Isabelino hasta el día de hoy, los payasos, fuera de la pista, ocupan e inspiran los escenarios, las pantallas, la literatura, las artes visuales y la música. La esfera artística no es la única interesada: la salud, la formación, la educación, los medios de comunicación o el comercio, raros son los ámbitos que le escapan aún.

Ubicuidad de los payasos

Los payasos llevan bien el plural. No hay un payaso, pero oficios y formas múltiples. Practicar el arte del payaso requiere multidisciplinariedad y adaptabilidad, habilidades que permitan a los practicantes desplazarse de una escena a la otra, de un registro a otro y brindarles a aquellos que inspiran todas las transposiciones posibles de sus creaciones. Los payasos isabelinos suscitaron una literatura teatral aún vigente en la actualidad, ya sea que hayan servido como actores de los textos escritos para ellos o que los dramaturgos se hayan inspirado en sus improvisaciones. Después del cierre de los teatros isabelinos en el siglo XVII, fue en los escenarios de la pantomima inglesa del siglo XVIII que el payaso se codeó con Arlequín, Columbina, Pantalone y los otros personajes de este entretenimiento aún popular hoy en dia en Inglaterra, las Pantomimas de Navidad. Joey Grimaldi fue su protagonista. Fuera de la pista del circo donde contribuyó al éxito global del género, el payaso fue recibido en el cabaret y el music-hall, hasta inicios del siglo XX, cuando el teatro de vanguardia lo convirtió en un emblema de la modernidad. Guillaume Apollinaire, André Breton, Firmin Gémier o Jacques Copeau en Francia, iban a ver a los Fratellini y a Vsevolod Meyerhold en la Unión Soviética que puso en escena a Vitali Lazarenko, y lo consideraron el actor perfecto capaz de renovar la actuación y la puesta en escena gracias a sus habilidades corporales y transgresoras.

 

El desarrollo planetario de la figura cinematográfica del payaso fue llevado a cabo por el auge industrial del cine durante la guerra 14-18 en una América del Norte alejada del terreno del conflicto. Este período y los siguientes fueron precedidos por un episodio francés poco conocido en la historia de las primeras películas cómicas, como Dandy o Onésime. Charlie Chaplin, Roscoe Arbuckle, Stan Laurel, Buster Keaton y todos los ases de la pantomima inglesa o de la acrobacia burlesca llevaron a la pantalla las tramas del vodevil y de las comedias payasescas para crear un nuevo payaso, desmaterializado y cinematográfico. Incorporado en la vida real por la ficción que le abrió las puertas de la palabra y liberó su imaginario, el payaso conoció un mayor alcance. Social en Chaplin, metafísico en Keaton, trágico en Bergman, tierno en Etaix e incluso aterrador en It de Tommy Lee Wallace, el payaso se convirtió en un personaje cinematográfico o en el tema central de películas como con Sjöström, Chaplin o Fellini.

El traslado de los fundamentos de la actuación y de la composición del payaso a los escenarios de teatro, music-hall y hacia los numerosos espacios ocupados hoy en día por la industria del entretenimiento (cine, radio, televisión, variedades, internet) produjo una ampliación del significado profesional de la palabra payaso. El circo ya no es su único referente de trayectoria, sino el talento cómico de los artistas que reanudan con la etimología: es payaso, o payasa – ya que las mujeres son numerosas hoy en día – aquél o aquella que provoca risa, ya sea que encuentre dentro o fuera de la pista. Siempre adaptándose a los espacios propicios para su desarrollo, sea en la televisión (Frico, Mr. Bean, Marie-Thérèse Porchet), en la radio (Coluche) o en Internet que florece hoy en día.