por Magali Sizorn
Al igual que las barras, las anillas y el trapecio, la cuerda nos recuerda que el circo supo hacer espectáculos a partir de prácticas corporales utilitarias, higienistas, militares o educativas. La trepa en cuerda fue muy frecuente en los métodos de educación física y de gimnasia del siglo XIX y del siglo XX, en particular en Francia, con el éxito de los pórticos del Método natural de Georges Hébert (1875-1957), sobre los cuales se entrenaron numerosas generaciones de estudiantes y otros aficionados de los ejercicios físicos.
Con la fuerza de los brazos
La cuerda lisa, de algodón o cáñamo trenzado, suspendida y vertical, fue integrada en los programas de circo a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Durante los espectáculos, las subidas en tracción compusieron los primeros números de cuerda, sirviendo también para izarse hasta a otro aparato aéreo. Le siguieron figuras estáticas y dinámicas, caídas y ascensos que ornaron los ejercicios de fuerza.
Del número “sustituto” al aparato reinventado
A partir del siglo XIX, los números de cuerda eran principalmente presentados por mujeres. Los grandes nombres de la historia de este aparato fueron femeninos. Emma Juteau y Leona Dare cuentan entre las estrellas de los espectáculos de circo de los años 1875-1885 según Henry Thétard (La Merveilleuse Histoire du Cirque). Leona Dare obtuvo un éxito particular con su descenso en cuerda oblicua, suspendida por la mandíbula. Gracias a la estafa1, accesorio de espectacularización de los números de cuerda, los acróbatas pueden girar o suspenderse por la mano, el pie o la boca.
En los años 1920, Lilian Leitzel (1892-1931), acróbata de anillas, efectuaba un ascenso espectacular en la cuerda lisa hacia su aparato, realizando una serie impresionante de giros sobre sí misma. Murió a raíz de una caída después de que el mosquetón de una de sus cuerdas de anillas se hubo abierto. Chrysis Delagrange, en los años 1930 y 1940, era presentada sobre las tarjetas postales como “la campeona del mundo de la trepa en cuerda lisa”. Ambas harían casi olvidar que los números de cuerda eran utilizados a menudo como números complementarios. Servían de intermedio durante el desmontaje de las jaulas o también como segundo número de las parejas, garantizando un ingreso suplementario, ella en la cuerda, él haciéndola girar desde abajo.
La cuerda en el circo, es un aparato de tradición femenina y de valoración de una cierta feminidad. Pierre Bergam, que formó a numerosos artistas aéreos en su Trapèze Club en Paris, a partir de 1964, creó en particular, varios números de cuerda para cabarets parisinos, incluyendo en los años 1980, el de contorsiones y remolinos de Laurence Fanon, bailarina longilínea, formada en la Ópera de París.
Las escuelas para aficionados y de formación superior, en particular rusas y europeas, contribuyeron a la renovación de esta disciplina, y también a su masculinización, por el desarrollo de otros usos y estéticas. Los números de cuerda fueron entonces apreciados de otra manera, no como supletorios, pero como una especialidad independiente.
Una gran variedad de figuras fueron desarrolladas: trepas, elementos estáticos (planchas, enrollados, tijeras), elementos en movimiento (llaves, banderas, caídas) y descensos. Se le asociaron otros aparatos (cuerdas, cintas y telas para la compañía Arts des airs de Armance Brown y Bruno Krief); los cuerpos podían ser soltados; las cuerdas fueron multiplicadas (La Part du loup, de Fatou Traoré, en 2007), fraccionadas (convertidas en paredes de cuerda en Ariane (s) de la compañía Lunatic en 2005) e incluso conectadas por medio de caños (Maëlle Boijoux en Gisèle au tuyau, del espectáculo Plic Ploc del Cirque Plume en 2004).
Conectado a la tierra
Sin cable de seguridad ni red, el acróbata experimenta ciertamente la ascensión y la elevación pero suelta rara vez su aparato. Recientemente, propuestas acrobáticas aéreas en cuerda lisa fueron presentadas, en particular por Fragan Gelhker, formado en el CNAC (21ª promoción): suelta la cuerda realizando piruetas o rotaciones. La cuerda permanece sin embargo principalmente un aparato de prensión y de proximidad a la lógica terrestre, acercándose desde ese punto de vista al mástil chino: elevarse hacia la cúpula pero siempre ligado al suelo por la extremidad de la cuerda sobre la pista, por las dificultades sentidas por los músculos cansados, por la piel dañada, por la magnesia utilizada para adherir mejor.
Entrevista
1. Estafa : asa de cuero o tela sólida colgado a un aparato o retenido por un portero y utilizada por los acróbatas aéreos para las suspensiones.