Los circos estables

Una arquitectura inédita

por Christian Dupavillon

 

A imagen y semejanza de los Franconi, nuevas familias circenses conocieron cierto auge. Los Plège, Roche, Pourtier, Ducos, Palisse, Rancy, Medrano, viajaban por medio de construcciones de madera, “circo-construcciones”, ensambladas durante el período de las representaciones y aparcadas in situ el resto del año, y “circos semi-construcciones”, habitáculos que transportaban en parte con ellos.

Los circos de familia

Madera y cartón embetunado o tela alquitranada para el techado son los únicos materiales que las constituían. La arquitectura era la misma: un armazón poligonal compuesto de medias cerchas, estaquilladas y desmontables, apoyadas sobre postes y cubriendo la pista de 13,50 metros de diámetro, una entrada para los artistas con su telón o cortina y su plataforma para los músicos, las gradas rodeando la pista y los establos. El diámetro del edificio variaba entre 24 a 40 metros según la cantidad de espectadores.

El arquitecto era un antepasado de la familia. Théodore Rancy, concibió más de doscientos circo-construcciones. Cuando se trataba de una semi-construcción, el circo transportaba las medias cerchas de la estructura, las cremalleras de las gradas, la entrada, la fachada, los asientos y banquetas. Las tablas de madera que servían para el entorno, los escalones y los bancos eran comprados en el lugar y rematados después de la última representación. 

El circo tenía generalmente dos semi-construcciones, la primera servía durante las representaciones en las ciudades, la segunda viajaba con anticipación y era montada en la ciudad siguiente, simultáneamente. Para rentabilizar tal organización, cada etapa duraba como mínimo tres semanas. Fuera de París y de las grandes ciudades, el circo fue la única atracción local hasta fines del siglo XIX. Su llegada, su montaje, su desfile, fascinaban al público. La dificultad de edificación de un circo, ya fuera de construcción o estable, era la cobertura de su quiosco, extenso espacio central. En esa época, los grandes alcances se hacían posibles gracias al uso del hierro. El Crystal Palace en Londres en 1851, la Galerie des Machines en París en 1889, el Hipódromo de Paris en sus distintas versiones, fueron la prueba viviente de la edificación de audaces estructuras metálicas. Se popularizarían en las construcciones y semi-construcciones en Alemania en los años treinta.

 

 

 

Los primeros circos estables, fuera de París, versiones simplificadas de piedra y morrillo de las construcciones de madera, eran familiares. Sus arquitectos eran los jefes de familia, hábiles constructores que, la mayoría del tiempo, no sabían ni leer ni escribir. Franconi construyó un circo estable en Ruán, Théodore Rancy en Boulogne-sur-mer en 1866, en Ginebra en 1880, y dos años más tarde, en Lyon. 

En Alemania, las grandes familias de circo construyeron verdaderos palacios. Se dividían el territorio de Prusia y el de los países vecinos apropiándose de las ciudades en donde se imponían y se enfrentaban, no sólo sobre la pista, sino también por las arquitecturas que proponían. Los Schuman triunfaban en Fráncfort, y Viena, los Busch en Berlín, Hamburgo, Breslavia y Viena, los Renz en Berlín, Hamburgo, Breslavia, Fráncfort, Viena y Copenhague, Sarrasani en Dresde, los Hagenbeck en Essen y Stuttgart, los Krone en Munich, los Carré en Colonia y Amsterdam, lo que no les impedía viajar por medio de semi-construcciones y carpas. Hacían soñar al espectador, ya que la entrada en esas ciudades de tela, recordaba a menudo a los palacios de las mil y una noches. Los circos estables, monumentos a la gloria, competían en cuanto a las dimensiones y al aspecto de sus fachadas. A menudo los arquitectos copiaban edificios en boga. Para su circo en Dresde, el más extenso de Europa, Sarrasani hizo copiar la famosa cúpula en hormigón de la Landesbibliothek construida por el arquitecto Max Berg, algunos cientos de metros más lejos. Ninguno de estos circos en Alemania y Austria, escaparían de la destrucción de la última guerra.

 

Exceptuando los circos estables construidos en la URSS, la mayoría de estos edificios datan de la segunda mitad del siglo XIX. El Cirque d’Hiver fue construido en 1852 bajo la II República y fue inaugurado por Napoleón III con motivo de su primera aparición pública, el de Reims en 1867 bajo el Segundo Imperio, el de Amiens en 1889, el de Elbeuf en 1892, el de Troyes en 1905 bajo la III República. Solo cambiaba la enseña grabada en el entablamento. El circo era imperial, real, nacional y municipal. 

 

Los circos de ciudad

En Francia, cuando no eran familiares, los circos estables eran establecimientos municipales construidos allí donde los Rancy, Plège y otros, colocaban sus construcciones. Los municipios se veían obligados a substituir las instalaciones de madera, frágiles e insalubres, por circos estables. De 1800 a 1851, sólo existían en Francia 70 proyectos de salas de espectáculos contra 938 proyectos de iglesias, 450 de prisiones y asilos, 354 de prefecturas y casas de ayuntamiento. Ruán, Valenciennes, Dijon, Angers, Burdeos se equiparon con circos estables, que recibían, compañías de gira, y también conciertos, obras teatrales, reuniones y proyecciones de cine. El circo de Boulogne-sur-mer se convirtió incluso en 1888, en el Omnia Cine Pathé.

 

 

En Troyes, el circo municipal, inaugurado en 1905, substituyó a un circo-construcción. En Boulogne-sur-mer, a orillas de la Liane, una construcción de Rancy se convirtió en circo estable. El nuevo Circo municipal de Amiens, construido por Napoleón Rancy, fue edificado en el lugar de una antigua construcción, plaza de Longueville. “En lugar del enorme criptógamo, que enmohecía desolado, se erigió (…) una especie de gigantesco y magnífico narguile en el centro de un panorama de naturaleza; de su tubo grabado, terminado por una boquilla de metal, salía un humo ligero, y su cazoleta, muy resplandeciente, brilla bajo el cielo de Amiens”, escribió Julio Verne en su discurso de inauguración en 1889.

 

 

La arquitectura del circo estable municipal se inspiraba tanto en la de los “circos-construcción” y “semi-construcción” como en la del arte oficial de los edificios públicos. El estilo era neoclásico. “Las ocho columnas estriadas con capiteles compuestos, realizados con una elegancia notable” del porche y del frontón del circo de Amiens se inspiraban, según Jules Verne, de las del circo de verano dibujado por Hittorff medio siglo antes. Su arquitecto, sin embargo, no los colorearía como era el caso de sus modelos.

El interior se inspiraba en el “circo-construcción”. Tenía el mismo despojo, el plano rudimentario, la ausencia de vestíbulo, sin escalera de honor ni foyer, una pista a veces completada por un escenario frontal para contribuir a la polivalencia del lugar, como en Amiens, en cierta medida y sobre todo en Elbeuf, similar a un teatro a la italiana. El arquitecto municipal era el encargado de construir el edificio así como los otros edificios comunales. El encargado de la obra del circo de Amiens fue el arquitecto en jefe del Departamento, autor del Museo de Picardía, del edificio de Correo y telégrafos, del hospicio de los enajenados, de las escuelas, de iglesias y conventos…

 

Los circos de Estado

Los únicos ejemplos de circos de Estado, fueron aquéllos que construyó la Unión Soviética. La tradición de circos estables existía en San Petersburgo con el circo Ciniselli construido en 1868, en Varsovia con el Linóleo, en Budapest con el circo de invierno Fövarosi Nagycirkusz en 1878, en Moscú con el Viejo-Circo en 1880.

La Unión Soviética puso al circo al servicio de su ideología. Contrariamente a las otras artes, el circo no presentaba, según esta, un riesgo político. Su imagen era la de un entretenimiento profesional y popular que el régimen desarrollaba a través del país y en las Repúblicas aliadas. Se construyeron aproximadamente cincuenta circos estables de Estado entre 1950 y 1970. Sus normas fueron impuestas en las altas esferas y con menos solemnidad que en Moscú y San Petersburgo. Pero las dimensiones eran imponentes, las fachadas eran de vidrio, el tejado-cúpula en hormigón armado que tenía a simple vista, el aspecto del mármol. El anfiteatro más extenso contaba con 3.500 asientos y cada espectador era acomodado de manera igualitaria. El estilo era el de una arquitectura nacional, dicha “socialista”, que tomaba el relevo de la arquitectura estalinista que Krouchtchev había denunciado en 1956, considerándola demasiado suntuosa.

 

En 1971 Moscú se dota de un nuevo circo con una capacidad de 3.000 plazas: el Bolshói Circus (El gran circo). Ese mismo año se inaugura el circo de Sotchi, en el Mar Negro, el Omsk en Siberia occidental, el Frunze en Kirguizistán, el Alma-Alta en Kazakstán, el Katerinburgo en el Óblast de Sverdlovsk, el circo Nikitine en Gorki, el circo de Kazán en 1967, el de Taskent, etc.

En esa época la URSS, en nombre de la amistad, crea numerosos circos estatales en las repúblicas socialistas. Algunos de ellos están hoy en ruinas. Del circo estatal de Grozni, en Chechenia, inaugurado en 1976, sólo queda una pila de chatarra. El de Ulán Bator, en Mongolia, construido en 1924, cierra sus puertas en 1992, año en el que este estado se convierte en república popular. Las obras del Circo nacional, avenida Mao, en Phnom Penh, en Camboya, se paralizan en 1989 con la partida de los rusos. La carpa, made in Russia, subsiste todavía unos años en un estado lamentable hasta desaparecer, transformándose en discoteca.

 

En estos últimos años, en Francia se promueve la rehabilitación de los circos permanentes, como el de Amiens, que alberga el centro del “Pôle National des Arts du Cirque et de la Rue”, y el de Elbeuf. Otros serán reutilizados para nuevos fines. En 1978 el antiguo circo de Troyes se transforma en el “Théâtre de Champagne”, el de Douai se convierte en un centro de animación cultural en 1980, mientras que el circo de la ciudad de Châlons-sur-Marne, rebautizada Châlons-en-Champagne, alberga desde 1985 el CNAC (Centro Nacional de Artes Circenses). Todas estas reconversiones los salvaron de la destrucción y del olvido. Los circos permanentes, renovados o a concebir, ¿por qué no?, desempeñan un papel fundamental en la rehabilitación del circo, en plena renovación, y en el mantenimiento de la vida de los centros urbanos.