Cultures

por Pascal Jacob

El hombre siempre ha soñado con imitar a los animales, tomar su fuerza, apropiarse de su agilidad, de su rapidez o de su capacidad para dar saltos. Para muchas criaturas vivientes, desde la rana al canguro, la propulsión es un medio de desplazamiento: era pues inevitable intentar captar estas aptitudes singulares e intentar adaptarlas a la movilidad humana. Los zancos constituyeron un buen substituto del atalaya para vigilar a las manadas y permitieron a los pastores el desarrollo de una agilidad asombrosa pisando sobre simples piezas de madera…
Este principio de aumentar la estatura de quien se calza estos zancos, recuerda a algunas leyendas urbanas y algunas invenciones literarias de los siglos anteriores. En 1837, en Londres, nacía el mito de un personaje montado sobre “zapatos con resortes”, una criatura que atacaba a los transeúntes solitarios y desaparecía saltando como un fantasma en la niebla sobre los techos. Tema de exitosas series ilustradas, Springheel Jack nutrió el imaginario de varias generaciones de adolescentes británicos y encontró un primer eco en las “moon shoes” concebidos en los años 1950, unos extravagantes zapatos equipados de resortes que provocaban un extraño efecto de ingravidez.

Rebotar

 

Powerriser y Skyrunners son tipos de zancos concebidos a partir de métodos de propulsión animal y permiten efectuar saltos espectaculares, como el salto mortal, un desarrollo acrobático inédito para aparatos deportivos y muy urbanos. El atleta de alto nivel, OscarPistorius ilustró esta búsqueda tecnológica al servicio del hombre, en aplicaciones que se revelaron fuente de progreso. Su silueta, modificada por estas curvas de acero que le ofrecían una movilidad extraordinaria y le permitieron batir records, fue una etapa suplementaria en la apropiación simbólica del salto y de la flexibilidad: alimentada por una dificultad física excepcional, obsesiona al mundo del deporte como también al de los hombres y mujeres dotados de sus dos piernas…
El pogo stick y los zancos elásticos aportaron su contribución a esta aptitud de rebote, siempre para crear esa ilusión de movilidad exacerbada, motor principal de estas propuestas diversas.
La analogía semántica entre zancos y trampolín es a la vez divertida, desfasada y desconcertante: en italiano, trampolo significa zanco, pero se dice que el trampolín fue inventado por un francés cuyo nombre era Trampolin… Una palabra para vincular dos disciplinas a priori completamente distintas, excepto en el caso de los zancos elásticos… La diferencia entre estos aparatos de rebote es simple: el trampolín, ya sea mini o de competición, es un objeto inmóvil a partir del cual el ágil toma su impulso o rebota. Los zancos forman un solo cuerpo con el acróbata y le garantizan explosividad y flexibilidad de movimiento. Lo vuelven sobre todo, perfectamente autónomo en su aprehensión del espacio. Los juegos de playa también favorecen las propulsiones adaptadas a los estándares de seguridad, respecto de su uso por parte de jóvenes practicantes, pero gozan de un equipo similar al de las actividades deportivas de alto nivel o desarrolladas con fines de espectáculo: los trampolines protegidos por una red permiten a miles de niños experimentar los saltos de ingravidez e integrar otra relación con el espacio. A inversa de las disciplinas acrobáticas que encuentran aplicaciones en el ámbito recreativo, tal como ocurrió con el trapecio gran balance, por ejemplo, algunas formas de propulsión inventadas con fines de ocio fueron a veces utilizadas por los diseñadores de espectáculos que hallaban en ellas una forma de resonancia con el cotidiano, con la calle o la actividad náutica. El Flysurf, un sistema de propulsión hidráulico que levanta a varios metros de altura, sobre dos columnas de agua sinuosas, a su “jinete” es un deporte acuático, pero que ha comenzado a ser integrado en propuestas escénicas a imagen y semejanza del Han Show puesto en escena por Franco Dragone en Wuhan.