por Pascal Jacob
El cable tenso posee una flexibilidad intrínseca, provocada en particular, por la potencia exigida para obtener una tensión máxima indispensable para los deslizamientos y los saltos. Esta energía de rebote, la encontramos también en la práctica muy antigua de la cuerda dinámica, una técnica muy desarrollada en Colombia donde se la aparentó con un juego de calle y que poco a poco se transformó en una técnica acrobática. El alambrista José Henry Caycedo Casiera, formado en la Academia Fratellini, presentó esta forma poco común en Occidente con motivo del Festival Mundial del Circo de Mañana, redoblando su actuación acrobática con un contexto teatral, desarrollando un extraño personaje de fauno saltarín.
Formado en la Escuela Nacional de Circo de Montreal, Raphaël Fréchette diseñó un aparato singular con dos cintas elásticas horizontales y paralelas, un dispositivo original que le ofreció una gran gama de posibilidades de rebotes, tanto dorsales como ventrales y que abrió también la vía a una escritura cómica de la actuación.
Más clásico, un dúo formado en la escuela de acrobacia de Pyongyang, que combinó juegos de abanicos y saltos sobre la cuerda elástica con recepciones de pie sobre un aparato particularmente inestable, reforzó la dimensión coreográfica de la secuencia de figuras realizadas en solo o en dúo. La delicadeza de los abanicos era contrabalanceada por la potencia de los saltos: la precisión de los ataques y de las recepciones creaba un vibrante contraste en el ejercicio de una disciplina muy exigente a nivel físico. Una dimensión revelada por el acróbata chino Cong Tian, virtuoso solitario de esta cuerda elástica y verdadero bailarín de cuerda, en el sentido propio de este término.
El artista realiza sobre su cuerda una sucesión de gestos y movimientos que terminan por hacer olvidar la sencillez aparente del apoyo. Los dos jóvenes miembros de la compañía acrobática de Shanghái que actuaron en París en 2015 en el Circo Phoenix desarrollaron un trabajo en el cruce de las investigaciones de los acróbatas asiáticos: al mezclar travesías y saltos individuales con pasos y cruces de a dos, sugirieron otra dimensión de una técnica a menudo practicada en solitario.
Rebotes
La reciente disciplina del slacklining, una danza de cuerda contemporánea practicada libremente, a partir de una simple cinta plana amarrada entre dos árboles, muy vinculada al principio de tensión, elasticidad y rebote del cable de acero, es una adaptación sobre cinta plana de la danza sobre cable de latón. Se trata de una técnica innovadora creada en 1979 por Adam Grosowsky y Jeff Ellington en el Evergreen State College de Olympia, capital del Estado de Washington, seguidos por uno de sus condiscípulos, Brooke Sandahl. Acostumbrados a mantenerse en equilibrio sobre cadenas y cables, adoptaron la cinta de nilón por su flexibilidad, su simplicidad y su facilidad de maniobra.
Muy rápidamente, esta práctica se difundió en los campus universitarios californianos y más allá. El slackline se desarrolló con una tipología específica en función de las distancias y las alturas practicadas. Si la travesía se complica con figuras, saltos, equilibrios, medias vueltas, se habla de trickline sobre una cinta de 5 a 30 metros de largo, de longline si la distancia es superior a 30 metros y a partir de 5 metros del suelo, se utiliza el término de highline.
La cinta mide entre 28 y 50 milímetros de ancho, se amarra y se tiende, dondequiera, por un sistema de polipasto y trinquetes.
Disciplina comunitaria por su enfoque y por la facilidad de su práctica, el slackline es un resurgimiento, a partir de un aparato contemporáneo, de la danza sobre cuerda elástica, muy popular en Sudamérica y Asia, en particular, en Corea desde el primer siglo de nuestra era con la práctica del Jultagi, nacido en el reino de Silla (57-935). El Indio Kannan Bombayo, en los años 1930, dio la vuelta al mundo con un número asombroso sobre un cable fino de algodón tendido a tres metros del suelo y con una elasticidad sensacional, pero el Francés Li Suang en los años 1960, o el Portugués Lorador Junior veinte años más tarde, sin olvidar al Colombiano José Henry Caycedo en 2009, practicaron con brío esta técnica que oscila entre el equilibrio y la propulsión: otra relación con el cable, aparato de múltiples facetas.