por Philippe Goudard
Cada uno de nosotros puede acceder a las artes del circo sin la barrera del idioma, de la cultura o de la edad. Siendo tanto creadores, espectadores o investigadores, el espectáculo de circo resulta propicio para el desarrollo de numerosas representaciones en nuestro espacio mental. Al combinarse con los elementos de nuestras vivencias, de nuestros conocimientos intuitivos o adquiridos y de nuestra experiencia sensible, sus componentes nos permiten darle forma y cuerpo a nuestro imaginario y nos ayudan a pensar, crear o a transmitir. Así lo demuestran las producciones que el circo, desde hace más de dos siglos, y sus disciplinas, desde hace milenios, suscitan ad infinitum en los campos más variados de las artes, de las ciencias y de la técnica.
Las cuatro familias de disciplinas que son la acrobacia, las manipulaciones de objetos, los juegos de clown y aquellos con animales, así como las habilidades vinculadas a la arquitectura de los lugares, a los aparatos, a la logística de los circos estables o de los viajes, a la itinerancia, o también a la industria del espectáculo o del ocio, todos estos conocimientos y experiencias técnicas requeridos por el arte y los oficios del circo, llevan en sí la memoria del individuo, de la especie y del cuerpo social.
La bipedestación, los ciclos cósmicos o biológicos, el nomadismo y la sedentarización, la caza, la agricultura y la ganadería, la comunicación, el lenguaje y las relaciones sociales, habitan alrededor de la pista y guían el pensamiento, la creación artística, industrial y científica que allí se desarrollan, así como también habitan el espectáculo y la vida del circo, “estos residuos de un tiempo fabuloso (…), la certeza genealógica que proviene de milenios” tan apreciada por Jean Genet (en el Funámbulo, 1955).
Entre el impulso y la caída
Las formas de las cuales el circo actual es el heredero tanto como la memoria, son una reserva de imágenes, señales y situaciones universales presentes en cada uno de nosotros. El recuerdo de la eterna partida, de las deambulaciones del tiempo nómada, la inestabilidad, la presencia de la muerte, la transitoriedad y lo lejano, están contenidos en el ciclo y en el círculo. Entre el impulso y la caída, una vertical conecta la tierra de la pista y el cielo de los aparatos. Allí, Apolo y Dionisio comparten lo sublime y lo grotesco, la armonía y el caos, la risa, el pavor, lo maravilloso y lo sórdido. La metamorfosis de los compañeros de Ulises en animales domésticos, ese viajero nostálgico en camino hacia sus orígenes, ayudado por la hechicera Circe, a quien se le ha dedicado el recinto de los juegos hípicos, tienen como eco el teatro ecuestre y los domadores, las quimeras y los freaks, la animalidad. La cacería, la guerra, las artes marciales, el combate contra otro o contra sí mismo, el desequilibrio, el riesgo y la proeza, se encuentran dentro de la acrobacia, el malabarismo, la doma y el adiestramiento.
En el cuerpo social y de emprendimiento del circo, circulan la victoria y la derrota, la competencia, el poder y el sometimiento, las conquistas, las figuras del bárbaro, del salvaje y del payaso, la alteridad, el corporativismo y la familia. El deseo y el esfuerzo erotizan el espectáculo donde los artistas utilizan y abusan de sus cuerpos en un desgaste enardecedor.
Nacido junto con la sociedad del ocio, el espectáculo de circo moderno se prolonga hoy en la industria de la cultura y del entretenimiento. Corriendo el riesgo de la taylorización y prevaleciendo a veces sobre los espectáculos, las prácticas de aficionados, las formaciones y el circo como auxiliar terapéutico o de políticas sociales, se desarrollaron suscitados por un entusiasmo y una fascinación que se nutrieron del imaginario feriante, de sueños o fantasías de viaje, de tribus, de marginalidad, de libertad y de solidaridad, como los antídotos de una sociedad sedentarizada, normalizada e individualista.
Figuración y abstracción
A esta fascinación profunda ejercida por el circo y sus espectáculos, corresponde un número considerable de obras, en los ámbitos artístico, científico y técnico. La arquitectura ha dejado rastros multimilenarios de los antepasados del circo y pone hoy en perspectiva, con los cambios del mundo y de la ciudad, las formas, las técnicas y la escenografía del circo estable en duro, la carpa y los espectáculos actuales.
El imaginario pictórico, por su parte, de la figuración a la abstracción, utiliza imágenes del circo para conceptos que superan el pretexto superficial de su utilización como motivo. Puede reunir, en las obras de los pintores, escultores, fotógrafos, grafistas y publicitarios, las características fundamentales del circo y del trabajo plástico que son el círculo, las trayectorias y el equilibrio. Así lo demuestran entre otros, las obras de Degas, Lautrec, Picasso, Léger, de Las hermanas Vesque, o también de Calder, cuya instalación Le Cirque prefigura las famosas esculturas móviles.
El realismo importa poco en el circo dónde la figuración esconde secretamente un arte abstracto. Las leyes de la balística definen las trayectorias sobre las cuales se deslizan los acróbatas y sus malabares, mientras que la gravedad centra las posturas del equilibrista que resiste al movimiento. Nuestra fascinación se halla en estas órbitas de objetos, animales y cuerpos, que fascinan tanto al pintor como al físico, el arquitecto al músico, coreógrafo y al médico.
Medios
El circo es portador de los valores de una sociedad, de una cultura y de una época, como lo demuestran los afiches de Jules Cheret, la transformación del payaso Medrano, alias Boum Boum, en modelo comercial, las publicidades utilizando las figuras de los payasos Chocolate o Fratellini, las fotografías de los artistas del Ringling Bros. and Barnum & Bailey combined show por Frederick W. Glasier, así como las numerosas publicaciones actuales.
La importante producción literaria, bajo forma de novelas y crónicas, de Gautier, Baudelaire, Goncourt, Apollinaire, Barbey d’Aurevilly, Huysmans, Vallès, Cendrars, Coppée, Prévert, Suarès, Ramuz, Miller, Cocteau, Genet y tantos otros amantes del circo, manifiesta la pasión que alimentaba su imaginación. Recientes trabajos sobre la prensa del siglo XIX, sobre el café concert, el cabaret, el music-hall, sobre las biografías de estrellas así como sobre el circo contemporáneo, ponen de manifiesto las relaciones y puntos de encuentro entre circo y literatura. Novelas de circo, obras y guiones inspirados en la pista, bocetos escritos para el circo, memorias y biografías, poesía, ensayos y producciones críticas, se inspiraron en las formas y las imágenes del circo
Escenas
Desde Shakespeare que registró, en sus obras, las improvisaciones de los payasos Kemp o Armin hasta Joe Grimaldi, desde los acróbatas y malabaristas que inspiraron a Meyerhold, a los Clowns de Ariane Mnouchkine, de las clases para actores de Lecoq a la pasión por el circo de Jean Richard, Silvia Monfort o Pierre Etaix, – le debemos a estos últimos las primeras escuelas contemporáneas en Europa Occidental –, del teatro ambulante de Firmin Gémier a la invitación a Aviñón, de Jean Vilar en 1971, del Circo Bonjour creado por Jean-Baptiste Thierrée y Victoria Chaplin, hasta la invención de un Nuevo circo a la Francesa, resulta permanente la necesidad de hacer teatro con el circo.
Los coreógrafos, por su parte, ven en los acróbatas y los malabaristas una musicalidad, una fuerza multiplicadora de las dimensiones del espacio y amplificadora de su imaginario y de su perímetro de influencias. Ellas y ellos llevan el nombre de Francesca Lattuada, Héla Fattoumi, Joseph Nadj, François Verret, Philippe Decouflé, Howard Richard…
Henri Sauguet, Érik Satie, Nino Rota: los músicos también se inspiraron en el circo, lo ilustraron y lo acompañaron, o compusieron con sonidos idénticos al de los objetos y de los cuerpos.
Pantallas
Los orígenes feriantes del cinematógrafo se confunden con los del circo que alimentaron la fantasmagoría del fenaquistiscopio de Joseph Plateau y las películas de Georges Méliès. Con sus huellas, los ases de la pista y de las tablas, del cabaret y del music-hall, Sennett, Chaplin, Keaton, contribuyeron a la invención de una escritura para este nuevo arte del movimiento, al transferir su arte al cine. El circo inspira así, desde hace más de un siglo, a los más grandes cineastas tales como Max Linder, David Griffith, Serguei Eisenstein, Federico Fellini, Tod Browning, Cecil B. DeMille, Max Ophuls, Ingmar Bergman y Jacques Tati, Carol Reed, Clint Eastwood, Wim Wenders, Jean-Jacques Beineix o Alex de la Iglesia.
Los dibujos animados de Tex Avery o Walt Disney – quien se inspiró de la logística de los grandes circos norteamericanos para instalar de manera estable sus parques de atracciones, utilizaron los ritmos, los colores e imágenes del circo. En la actualidad, las producciones del Cirque du Soleil, utilizan medios digitales cuyas raíces se encuentran tal vez en Notes on the circus, que Jonas Mekas realizó en Super-8 en 1966.
Ciencias
Las técnicas y las ciencias ya se mezclaban con las artes del movimiento cuando Tuccaro publicó su Tratado Ilustrado de Acrobacia, o cuando Muybridge o Marey intentaban transmitir a través de la fotografía, la fisiología del galope de los caballos o del salto mortal del acróbata. Desde entonces, la imaginación creativa de los artistas de circo y de los investigadores se reúne, en numerosos ámbitos técnicos y científicos: historia, ciencias de las artes, arquitectura, medicina, ciencias y técnicas de las actividades físicas y deportivas, ciencias cognoscitivas, ciencias humanas y sociales, ciencias políticas, tecnologías de la comunicación, psicología, etc. Numerosos campos de investigación producen un zócalo de conocimientos que permite comprender mejor el atractivo del circo como espectáculo, como hecho cultural y como modalidad de la expresión humana.
Al mismo tiempo, la extrañeza del circo estimula la curiosidad y la imaginación de los investigadores, como un posible modelo experimental de adaptabilidad. Ya que los artistas del circo construyen su vida sobre el proyecto absurdo de tomar el riesgo del desequilibrio para narrar el equilibrio del mundo. Recuperamos nuestro aplomo y ellos nos tranquilizan un instante a través de la proeza de sobrevivir sin fin, al ofrecer sus vidas a nuestros sueños.
El presente artículo de esta antología quiere ser testimonio de la riqueza que estos artistas ofrecen a nuestro imaginario, así como al de los más grandes creadores.