El circo clásico

por Jean-Michel Guy

El circo clásico puede caracterizarse por su forma canónica, su estética dominante y su función social.

 

1. Posee dos formatos: el número, de una duración media de seis minutos, y el programa, constituido por una docena de números. Estos números están compuestos por distintas especialidades, llamadas “elementos fundamentales”: arte ecuestre, adiestramiento de animales salvajes, acrobacia en el suelo y aérea, malabarismo, entradas y represas del clown, etc. Los números no se presentan siguiendo una secuencia continua, salvo excepción, siguen un hilo temático (teatral o coreográfico), pero están conectados por una unidad estética y por los interludios de un jefe de pista (Señor Loyal). Las representaciones tienen lugar preferiblemente en una pista circular y/o bajo un chapitó (de toldo o en duro), pero también puede ser actuadas en palcos (en exteriores, en un espacio apenas delimitado), o sobre escenarios, en particular, de cabaret.

 

2. No menos canónica que esta forma casi inmutable es su estética general, familiar, inmediatamente identificable, que se expresa a través de signos recurrentes: musicales (importancia de los bronces, de las percusiones, de la melodía), cromáticos (el rojo, el oro), plásticos (formas cónicas muy frecuentes de los accesorios, nariz roja del payaso, garbo de las posturas de los artistas y precisión de los gestos, plástica corporal semejante a los códigos de la escultura griega antigua, vestuario estandarizado a menudo ceñido, etc.), o incluso olfativos (olor de estiércol de caballo y algodón de azúcar). Esta estética pretende causar principalmente tres efectos: la admiración – por la presentación de habilidades raras percibidas como proezas –, el miedo y el vértigo – suscitados por el riesgo tomado por los artistas, o incluso el peligro que corren realmente –, y la risa, destinada a calmar las tensiones. Exalta de esta manera valores morales (el valor, la perseverancia) y promueve un concepto general ligado a las limitaciones del ser humano y la superación (de sí mismo y de las leyes de la naturaleza).

 

3. Sus funciones sociales primeras son el entretenimiento, y la reunión de la comunidad – comenzando por la familia – en torno a valores que suponen trascender las diferencias sociales (de edad, de condición económica, de instrucción y de género). A veces, también se pueden hallar en él, la promoción o la rehabilitación del nomadismo, la posibilidad de la reinserción social à través de la práctica de una disciplina difícil y un modo de vida duro y fraternal, y la defensa del modelo económico de la “libre empresa”.
Forma cultural estricta, el circo clásico conoce sin embargo algunas variaciones significativas: estética feriante y gitana, gran espectáculo con muchos efectos, circo sin animales o por el contrario exclusivamente ecuestre.